El
Consejo Nacional Electoral, hace un par de días
convocó a elecciones para febrero del próximo año (2013), de manera que
los casi eternos salvadores de la patria ya pueden ir alistándose para iniciar
oficialmente sus onerosas, folclóricas y demagógicas campañas electorales.
Ahora
bien, ¿cómo se manifiesta el mercado electoral? Bueno, hay quienes dicen que el
electorado ecuatoriano está polarizado en dos grupos: el bando correísta y el
bando anti-correísta; aquella percepción general me parece errada. Aunque hay
que reconocer que la opinión pública tradicional ha sido monopolizada, ya por
los medios conservadores anti-Correa, ya por los medios oficialistas pro-
Correa; imagen que de alguna manera podría encubrir esa aparente polarización.
Pero no necesariamente es así. Afortunadamente, existe el Internet y quienes
antes eran censurados, ignorados o soslayados por los medios corporativos,
otrora únicos dueños de la verdad, hoy, pueden expresar sus opiniones a través
de la red virtual, no con la amplitud que ofrece el cíclope ignorantón, pero, ¡qué
puedes hacerte escuchar!, ciertamente que sí. Como decía, Yo no estoy de
acuerdo con la opinión de que el País se ha dividido en dos bandos, “correanos”
y “anti-correanos”, aquella traducción me parece tramposa y liviana; de hecho
esa interpretación ha sido creada por los medios pro-Correa y anti-Correa;
entonces ya entenderán por qué de la misma.
En
mi juicio, la sociedad se halla dividida en por lo menos 4 grupos perfectamente
definidos: el conservadurismo tradicional, encabezado por quienes odian enfermizamente a Rafael Correa,
grupos sociales sectarios desesperados por recuperar el poder perdido; luego
están aquellos que adulan y defienden encarnizadamente a Correa y sus 40 sátrapas,
ansiosos por consolidar el Gobierno de la Involución Ciudadana, los llamados
“socialistas del siglo 21, bolivarianos o progres”, aunque la expresión
“fascistas del siglo 21”, estaría muchísimo más acorde; después, el grupo más
numeroso, los ecuatorianos comunes y corrientes a quienes les importa un soberano
cacahuate la política ecuatoriana, que por cierto, son los que generalmente
ponen presidentes, salvo los casos en los que la mano maculada del fraude
impone otra cosa; y finalmente, está un pequeño grupo de ecuatorianos
inteligentes y honestos que analizan el espectro político y sus diferentes
connotaciones, de manera razonable, y que, dadas las circunstancias paupérrimas
de las alternativas, muy posiblemente, terminarán anulando su voto.
En
esta suerte de sociedad electoral, aparecen las siguientes opciones o
precandidatos: Rafael Correa, actual presidente ecuatoriano, comandando las huestes
del “socialismo bolivariano, capítulo Ecuador”, y su partido político “Alianza
País”, además, formando parte de la coalición oficialista se encuentran los
residuos del Partido Socialista Ecuatoriano, la Izquierda Democrática, el
Frente Amplio de Izquierda y no pocos tránsfugas que antaño pasaron por otras
tiendas políticas. Representando al populismo nacionalista, está el Coronel
Lucio Gutiérrez, caudillo de su partido Sociedad Patriótica. Más allá el
candidato oficial de Conservadurismo tradicionalista, el banquero Guillermo
Lasso, con antecedentes y vínculos políticos en la Democracia Cristiana y el
Partido Socialcristiano. Tampoco podía faltar el populista conservador Álvaro Noboa con su
partido Prian, en un nuevo intento por ocupar el sillón de Carondelet. Y
finalmente, Alberto Acosta, proclamado el “candidato de las izquierdas”,
auspiciado principalmente por el movimiento indigenista Pachakutic, el
Movimiento Popular Democrático y por algunos sectores del Partido Socialista
Ecuatoriano que no consiguieron espacio en la cama de “Alianza País”.
Pues
bien, he ahí los candidatos; lo mejor que puede ofrecer la sociedad
ecuatoriana. Claro, siempre está la posibilidad de que algún político seudo
desinteresado dé un paso al costado y apoyé a una u otra opción, sobre todo, en
el bando conservador-populista; de ahí que no sería nada sorpresivo que
Gutiérrez, Lasso o Noboa formen una coalición; mas no creo que estén dispuestos
a declinar a sus candidaturas para apoyar a Correa o Acosta. Por otro lado, es
obvio que Correa no renunciará a su deseo impulsivo de volver a ser presidente,
tan notorio como que Acosta y sus aliados para nada considerarían una potencial
alianza con Correa, pues aquello sería un contrasentido, considerando las
animadversiones de quienes representan, defienden y promocionan ambas
candidaturas; aunque está visto que en materia de política ecuatoriana, todo es
posible.
Ahora
bien, si consideramos lo enmarañado y conflictivo que se ve el escenario
político y los antecedentes que se han dado en los últimos tiempos, en
especial, aquellos que tienen que ver con la caída de la popularidad del
Gobierno de Correa, y la candidatura de Alberto Acosta, apoyada por grupos
sociales y políticos que, 6 años atrás, fueron claves para que Correa llegué originalmente
al poder; entonces, podríamos concluir que no habrá ganador en la primera
vuelta, salvo que la garra nefanda del fraude, por cierto toda una institución
ancestral, casi que “gloriosa y sagrada” en nuestro querido Ecuador, se
manifieste sigilosamente.
Pero,
¿quiénes serían los “adustos patriotas” que podrían llegar a la segunda vuelta?
Sinceramente no me interesa quiénes sean. Verán, estoy convencido que gane
quien gane, la tendencia fascista seguirá imponiéndose; o como lo dijo, antaño,
algún perspicaz “resentido social”: “último día del despotismo y primero de lo
mismo”. De manera que ahí les dejo, esta encrucijada que el sistema totalitario
nos vuelve a plantear; elijan ustedes, ¿qué pasaría si Correa llega a la
segunda vuelta y se encuentra con Alberto Acosta?, ¿qué hará entonces el
conservadurismo tradicionalista y populista, a quién apoyará?; o, ¿qué
sucedería si los finalistas son Rafael Correa y Álvaro Noboa?, ¿a quién
apoyarían, el conservadurismo o las llamadas “izquierdas unidas”? ¡Ah!, ¿y qué
tal si Correa no llega a las finales? Siempre es una posibilidad, ya saben, a
lo mejor el pueblo ecuatoriano se cansó del showman y sus espectáculos de los
sábados. ¡Siempre puede pasar! Imaginen, por ejemplo, una segunda vuelta entre
Alberto Acosta y Lucio Gutiérrez, ¿a quién apoyarían el conservadurismo y el
populismo, pero sobre todo, qué haría el locuaz líder del fascismo bolivariano?
Imaginen, solo imaginen, inténtelo, ¿verdad que son jocosas e interesantes esas encrucijadas? Lo cierto es
que nada está dicho y todo puede pasar, en aquel cercano febrero del 2013.
y que tal una dictadura al estilo PINOCHET !!!
ResponderEliminary que tal si la dictadura del new age se impuso desde hace tiempo ??