domingo, 21 de octubre de 2012

Elecciones Ecuador. 2013. Candidatos y dilemas.





El Consejo Nacional Electoral, hace un par de días  convocó a elecciones para febrero del próximo año (2013), de manera que los casi eternos salvadores de la patria ya pueden ir alistándose para iniciar oficialmente sus onerosas, folclóricas y demagógicas campañas electorales.

Ahora bien, ¿cómo se manifiesta el mercado electoral? Bueno, hay quienes dicen que el electorado ecuatoriano está polarizado en dos grupos: el bando correísta y el bando anti-correísta; aquella percepción general me parece errada. Aunque hay que reconocer que la opinión pública tradicional ha sido monopolizada, ya por los medios conservadores anti-Correa, ya por los medios oficialistas pro- Correa; imagen que de alguna manera podría encubrir esa aparente polarización. Pero no necesariamente es así. Afortunadamente, existe el Internet y quienes antes eran censurados, ignorados o soslayados por los medios corporativos, otrora únicos dueños de la verdad, hoy, pueden expresar sus opiniones a través de la red virtual, no con la amplitud que ofrece el cíclope ignorantón, pero, ¡qué puedes hacerte escuchar!, ciertamente que sí. Como decía, Yo no estoy de acuerdo con la opinión de que el País se ha dividido en dos bandos, “correanos” y “anti-correanos”, aquella traducción me parece tramposa y liviana; de hecho esa interpretación ha sido creada por los medios pro-Correa y anti-Correa; entonces ya entenderán por qué de la misma.

En mi juicio, la sociedad se halla dividida en por lo menos 4 grupos perfectamente definidos: el conservadurismo tradicional, encabezado por  quienes odian enfermizamente a Rafael Correa, grupos sociales sectarios desesperados por recuperar el poder perdido; luego están aquellos que adulan y defienden encarnizadamente a Correa y sus 40 sátrapas, ansiosos por consolidar el Gobierno de la Involución Ciudadana, los llamados “socialistas del siglo 21, bolivarianos o progres”, aunque la expresión “fascistas del siglo 21”, estaría muchísimo más acorde; después, el grupo más numeroso, los ecuatorianos comunes y corrientes a quienes les importa un soberano cacahuate la política ecuatoriana, que por cierto, son los que generalmente ponen presidentes, salvo los casos en los que la mano maculada del fraude impone otra cosa; y finalmente, está un pequeño grupo de ecuatorianos inteligentes y honestos que analizan el espectro político y sus diferentes connotaciones, de manera razonable, y que, dadas las circunstancias paupérrimas de las alternativas, muy posiblemente, terminarán anulando su voto.

En esta suerte de sociedad electoral, aparecen las siguientes opciones o precandidatos: Rafael Correa, actual presidente ecuatoriano, comandando las huestes del “socialismo bolivariano, capítulo Ecuador”, y su partido político “Alianza País”, además, formando parte de la coalición oficialista se encuentran los residuos del Partido Socialista Ecuatoriano, la Izquierda Democrática, el Frente Amplio de Izquierda y no pocos tránsfugas que antaño pasaron por otras tiendas políticas. Representando al populismo nacionalista, está el Coronel Lucio Gutiérrez, caudillo de su partido Sociedad Patriótica. Más allá el candidato oficial de Conservadurismo tradicionalista, el banquero Guillermo Lasso, con antecedentes y vínculos políticos en la Democracia Cristiana y el Partido Socialcristiano. Tampoco podía faltar el  populista conservador Álvaro Noboa con su partido Prian, en un nuevo intento por ocupar el sillón de Carondelet. Y finalmente, Alberto Acosta, proclamado el “candidato de las izquierdas”, auspiciado principalmente por el movimiento indigenista Pachakutic, el Movimiento Popular Democrático y por algunos sectores del Partido Socialista Ecuatoriano que no consiguieron espacio en la cama de “Alianza País”.

Pues bien, he ahí los candidatos; lo mejor que puede ofrecer la sociedad ecuatoriana. Claro, siempre está la posibilidad de que algún político seudo desinteresado dé un paso al costado y apoyé a una u otra opción, sobre todo, en el bando conservador-populista; de ahí que no sería nada sorpresivo que Gutiérrez, Lasso o Noboa formen una coalición; mas no creo que estén dispuestos a declinar a sus candidaturas para apoyar a Correa o Acosta. Por otro lado, es obvio que Correa no renunciará a su deseo impulsivo de volver a ser presidente, tan notorio como que Acosta y sus aliados para nada considerarían una potencial alianza con Correa, pues aquello sería un contrasentido, considerando las animadversiones de quienes representan, defienden y promocionan ambas candidaturas; aunque está visto que en materia de política ecuatoriana, todo es posible.

Ahora bien, si consideramos lo enmarañado y conflictivo que se ve el escenario político y los antecedentes que se han dado en los últimos tiempos, en especial, aquellos que tienen que ver con la caída de la popularidad del Gobierno de Correa, y la candidatura de Alberto Acosta, apoyada por grupos sociales y políticos que, 6 años atrás, fueron claves para que Correa llegué originalmente al poder; entonces, podríamos concluir que no habrá ganador en la primera vuelta, salvo que la garra nefanda del fraude, por cierto toda una institución ancestral, casi que “gloriosa y sagrada” en nuestro querido Ecuador, se manifieste sigilosamente.

Pero, ¿quiénes serían los “adustos patriotas” que podrían llegar a la segunda vuelta? Sinceramente no me interesa quiénes sean. Verán, estoy convencido que gane quien gane, la tendencia fascista seguirá imponiéndose; o como lo dijo, antaño, algún perspicaz “resentido social”: “último día del despotismo y primero de lo mismo”. De manera que ahí les dejo, esta encrucijada que el sistema totalitario nos vuelve a plantear; elijan ustedes, ¿qué pasaría si Correa llega a la segunda vuelta y se encuentra con Alberto Acosta?, ¿qué hará entonces el conservadurismo tradicionalista y populista, a quién apoyará?; o, ¿qué sucedería si los finalistas son Rafael Correa y Álvaro Noboa?, ¿a quién apoyarían, el conservadurismo o las llamadas “izquierdas unidas”? ¡Ah!, ¿y qué tal si Correa no llega a las finales? Siempre es una posibilidad, ya saben, a lo mejor el pueblo ecuatoriano se cansó del showman y sus espectáculos de los sábados. ¡Siempre puede pasar! Imaginen, por ejemplo, una segunda vuelta entre Alberto Acosta y Lucio Gutiérrez, ¿a quién apoyarían el conservadurismo y el populismo, pero sobre todo, qué haría el locuaz líder del fascismo bolivariano? Imaginen, solo imaginen, inténtelo, ¿verdad que son jocosas e  interesantes esas encrucijadas? Lo cierto es que nada está dicho y todo puede pasar, en aquel cercano febrero del 2013. 

1 comentario:

  1. y que tal una dictadura al estilo PINOCHET !!!

    y que tal si la dictadura del new age se impuso desde hace tiempo ??

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