miércoles, 1 de mayo de 2013

La matanza de un cóndor durante el gobierno "ecológico" de Rafael Correa.





Hoy en la mañana me enteré de un hecho en verdad desagradable. La noticia decía que la foto del cadáver de un cóndor circulaba por varias comunidades de internet. Ingresé a internet y empecé a indagar respecto de la veracidad de tal información. En efecto, la foto de un cóndor sostenido por un grupo de imbéciles yacía sin vida en un páramo aparentemente de la provincia austral del Azuay. Cómo calificar tal infamia si no como un acto de brutalidad supina y como señalar al grupo de canallas que con sonrisa propia de cretinos se fotografiaron con el fruto de la infame cacería sino como residuos contrahechos de seres humanos.

Algunos años atrás visité el zoológico de Guayallabamba, entre otras razones, quería por vez primera, conocer al portentoso cóndor. Lamentablemente aquel día las hermosas aves se mostraron ermitañas por obvias razones, después de todo cautiverio es cautiverio aunque sea en celda de oro, sin embargo, tuvieron la liberalidad de mostrarse por escasos minutos, aunque sea a lo lejos. Qué irónico que su cautiverio les libre de la barbarie humana de aquellos que incapaces de disfrutar de la belleza optan por masacrarla y destruirla. 
  
No hay palabras para censurar semejante acto de brutalidad y barbárica sandez. En pleno siglo 21 todavía hay brutos que se vanaglorian de haber matado a un animal inofensivo que está en vías de extinción. Increíblemente, uno de los símbolos del escudo ecuatoriano.

No es la primera vez que atestiguo la idiotez innata en los normales representantes de la especie humana. Menciono dos casos en los que literalmente me enfrenté al cretinismo alevoso e insolente de gentuza simplona. Hace unos años, mientras  caminaba en la autopista de Yahuarcocha, más o menos en la zona conocida como la “recta de los geranios”, casi perdido en mis pensamientos, escuché una serie de chillidos guturales muy singulares que venían desde la laguna. Me acerqué unos metros hacia una pendiente y desde ahí pude corroborar una canoa  que soportaba a un grupo de sujetos, uno de los cuales, agarraba con sus manos una especie de bola negro-grisácea muy brillante, desde ahí brotaban los intensos gritos. Concentré mi mirada en esa dirección y entonces puede comprobar que se trataba de una cría de patillos, conocidos como pollas de agua, especie propia de la Laguna de Yahuarcocha. Enseguida le grité: ¡Qué está haciendo con ese animal! El imbécil no dijo ninguna palabra y se acomodó en la barca. Inmediatamente le volví a gritar: ¡Suelte a ese animal! En respuesta recibí un gesto de desdén. Entonces molesto, le volví gritar: ¡Si no le suelta al pato, allá le espero con la policía y le hago meter preso! El grupo de idiotas se quedaron mirándose uno a otro, y solo entonces el canalla soltó al pobre animalito. No bien el patito se sintió libre en el agua agarró una velocidad fulminante y se perdió en el agua en instantes de segundo. Hace unos días, no más de una semana, en horas de la tarde, me dirigía a la casa por una avenida poco transitada. De repente frente a mí observé a una mujer obesa y a un tipo enjuto que perseguían a un pequeño pajarito, que en medio de saltos y pequeños vuelos intentaba alejarse del par de bolonios. Por un momento pensé preguntarles por qué fastidiaban al animalito, pero, me abstuve hasta que habiendo avanzado unos 5 metros me di cuenta de algo, otro pajarito revoloteaba alrededor de la persecución y de vez en cuando bajaba en picada contra los perseguidores. Concluí que se trataba de la madre del pajarito. Posiblemente el pajarito, o se había caído de su nido, o estaba aprendiendo a hacer sus primeros vuelos. Por dos oportunidades constaté como la madre pájara se lanzó en picada intentando proteger a su cría. Pero qué podía hacer frente a la vaca marina con forma humana y al mísero cretino. Entonces me regresé, y le pregunte: ¡Señora qué está haciendo, no ve que la mamá del pajarito está intentando defenderlo de ustedes! La vieja obesa, me miró sorprendida, pero no dijo nada. Fue el zoquete el que me respondió “estamos tratando de ayudarle al pajarito, porque está con la alita lastimada”. Y mientras el bolonio se justificaba la vieja continúo persiguiendo al indefenso pajarito. ¿Qué hacer frente a tamaña viveza? Me di la vuelta y continúe con mi camino convencido que el depredador más infame de la naturaleza es el ser humano, generalmente los animales cazan para subsistir pero solo el humano mata por placer, codicia o estupidez.

Pero, hay una cosa que no se puede pasar por alto. El asunto es el siguiente: brutos destructivos siempre existirán, depredadores idiotas nunca van a faltar, cretinos que destruyan por los motivos que sean la naturaleza, nunca van a faltar, todo lo contrario siempre van a sobrar; alguna vez le escuché en televisión de señal nacional a un lacayo del mercantilismo decir que, “si hay que matar a los pajaritos por el bien del desarrollo económico del país, pues hay que matar a los pajaritos”; por ahí deambulan los “ecologistas no-infantiles” negociando la conservación de los parques nacionales, mientras defienden ferozmente los intereses comerciales de las empresas trasnacionales mineras; es decir, lo que señalo es que, cretinos que destruyan la naturaleza simplemente por el gusto de destruir lo hermoso, o miserables codiciosos dispuestos a masacrar los ambientes nativos para saciar sus ansias infinitas de riquezas, siempre existirán, pero se supone que para frenar los actos de barbarie de los brutos y las ambiciones depredadoras de los codiciosos están las autoridades públicas que tienen la obligación de impedir que se cometan tales actos ominosos y perversos. Por lo mismo ante tanta barbarie destructiva, uno se pregunta, ¿dónde están los funcionarios públicos y los patriotas burócratas encargados de proteger los ambientes naturales?

 Sinceramente estoy harto de comentar sobre el “camarada” Rafael Correa y sus pleitos con la prensa conservadora y sus compadres de la vieja partidocracia. Resulta poco menos que bochornoso el espectáculo grasiento que estos personajes ofrecen a la sociedad ecuatoriana, en especial al contingente de pueblo inteligente y honesto. Pero, no puedo evitar vincular este acto infame en contra de la naturaleza, es decir, la matanza del cóndor, con la ineptitud, irresponsabilidad y corrupción de las autoridades y funcionarios públicos obligados por ley a vigilar y proteger el patrimonio ecológico de los ecuatorianos.

El Gobierno de la Involución Ciudadana con el cuento de la protección de los ecosistemas se inventó los Derechos de la Naturaleza en ese mamotreto llamado “Constitución Política”, la que costó 200.000.000.00 de dólares, la reinventada en Montecristi a gusto y antojo del círculo íntimo de los dueños del fascismo bolivariano del siglo 21. Luego se inventaron el Ministerio del Ambiente con el cual supuestamente llevarían a la práctica la protección de la “Paccha Mama”. Pero, la verdad de los hechos contradice las declaraciones demagógicos de los progres altaneros. La verdad denuncia las reales intenciones de aquellos entes burocráticos. La matanza de los tiburones para obtener sus apreciadas aletas, la deforestación de los pocos bosques nativos que apenas subsisten, y ahora la matanza de uno de los pocos cóndores que sobrevuelan el cielo ecuatoriano, estas evidencias demuestran que la Constitución elaborada en Montecristi es un galimatías jurídico, cuyas ambigüedades sirven solamente para que los progres del Gobierno de la Involución Ciudadana hagan lo que les vienen en gana. Está más que demostrado que el pomposo Ministerio del Ambiente no se creó para proteger a las especies en extinción cada vez más numerosas en el Ecuador, ¡no!, la corporación burocrática se creó para que los estudios de impacto ambiental y los estudios de factibilidad favorezcan a las trasnacionales mineras y petroleras que han prosperado durante los años del Gobierno de la Involución Ciudadana. Para eso, para dejar hacer y dejar pasar la codicia y la ambición de las corporaciones expoliadoras internacionales se creó el Ministerio del Ambiente, no para proteger al Cóndor Ecuatoriano, especie en extinción, tampoco para proteger a los tiburones, ni a la flora y fauna de los pocos bosques vírgenes que aún existen.
  
Me había prometido no escribir más sobre el adulado líder, pero, los ecuatorianos no podemos dejar de indignarnos ante las bestialidades que se desarrollan durante el ridículo y grosero “socialismo del siglo 21”, careta con la que los fascistas progres encubren su verdadero rostro.

Quizá haya algún ingenuo o algún fatuo cándido que diga, qué tiene que ver Correa con la matanza del cóndor perpetrada por una jorga de cretinos. Pues claro que tiene que ver, porque Correa es la cabeza del Gobierno de la Involución Ciudadana, Administración que tiene la obligación legal de cuidar y proteger al patrimonio nacional en vías de extinción.

Rafael Correa, al más típico ejemplo de aquellos dictadorzuelos del siglo 20, se ha gastado millones y millones de dólares en publicidad y propaganda dirigida a promocionar su imagen caudillista. Pero, entonces, pregunto, ¿acaso ese dinero no puedo servir para contratar guardabosques que se dediquen proteger y cuidar los últimos ejemplares  de aquella hermosa ave formidable y poderosa? Siete años de “Fascismo Bolivariano” o “Socialismo del siglo 21”, y la Naturaleza sigue siendo destrozada como en tiempos en que gobernaba el conservadurismo tradicionalista y mercantil.

Qué vergüenza ecuatorianos, qué vergüenza deberían sentir Correa y sus sátrapas incondicionales. Es obvio que la matanza del cóndor, salvajada cometida, por un grupo de idiotas, les importa un comino a los progres del fascismo bolivariano; aunque no me sorprendería que Correa públicamente se rasgue sus vestiduras, se dé golpes en el pecho y amenace con investigar hasta las últimas consecuencias la matanza del inofensivo Cóndor, o incluso que se jacte con poner a disposición su cargo si se comprueba la ineptitud pública de los burócratas del Ministerio del Ambiente. No me sorprendería escuchar que alguno de los seudo intelectuales o progres del fascismo bolivariano se atreva a decir  que “si hay que matar a los pajaritos o condorcitos, con tal que la espada de Bolívar campee en América latina, pues hay que hacerlo”; después de todo ya se lo hizo con los tiburones. ¿Cierto?

2 comentarios:

  1. El titulo de la nota, implica culpar al actual gobierno de lo que hace un grupo de desadaptados sociales.

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  2. lo de "ecologico" en el titulo de la nota es injusto..no se puede culpar al gobierno por lo que hace un grupo de desadaptados sociales

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