Hoy en la
mañana me enteré de un hecho en verdad desagradable. La noticia decía que la
foto del cadáver de un cóndor circulaba por varias comunidades de internet.
Ingresé a internet y empecé a indagar respecto de la veracidad de tal
información. En efecto, la foto de un cóndor sostenido por un grupo de
imbéciles yacía sin vida en un páramo aparentemente de la provincia austral del
Azuay. Cómo calificar tal infamia si no como un acto de brutalidad supina y
como señalar al grupo de canallas que con sonrisa propia de cretinos se
fotografiaron con el fruto de la infame cacería sino como residuos contrahechos
de seres humanos.
Algunos años
atrás visité el zoológico de Guayallabamba, entre otras razones, quería por vez
primera, conocer al portentoso cóndor. Lamentablemente aquel día las hermosas
aves se mostraron ermitañas por obvias razones, después de todo cautiverio es
cautiverio aunque sea en celda de oro, sin embargo, tuvieron la liberalidad de
mostrarse por escasos minutos, aunque sea a lo lejos. Qué irónico que su
cautiverio les libre de la barbarie humana de aquellos que incapaces de
disfrutar de la belleza optan por masacrarla y destruirla.
No hay
palabras para censurar semejante acto de brutalidad y barbárica sandez. En
pleno siglo 21 todavía hay brutos que se vanaglorian de haber matado a un
animal inofensivo que está en vías de extinción. Increíblemente, uno de los símbolos
del escudo ecuatoriano.
No es la
primera vez que atestiguo la idiotez innata en los normales representantes de
la especie humana. Menciono dos casos en los que literalmente me enfrenté al
cretinismo alevoso e insolente de gentuza simplona. Hace unos años, mientras caminaba en la autopista de Yahuarcocha, más o
menos en la zona conocida como la “recta de los geranios”, casi perdido en mis
pensamientos, escuché una serie de chillidos guturales muy singulares que
venían desde la laguna. Me acerqué unos metros hacia una pendiente y desde ahí
pude corroborar una canoa que soportaba
a un grupo de sujetos, uno de los cuales, agarraba con sus manos una especie de
bola negro-grisácea muy brillante, desde ahí brotaban los intensos gritos.
Concentré mi mirada en esa dirección y entonces puede comprobar que se trataba
de una cría de patillos, conocidos como pollas de agua, especie propia de la
Laguna de Yahuarcocha. Enseguida le grité: ¡Qué está haciendo con ese animal!
El imbécil no dijo ninguna palabra y se acomodó en la barca. Inmediatamente le
volví a gritar: ¡Suelte a ese animal! En respuesta recibí un gesto de desdén.
Entonces molesto, le volví gritar: ¡Si no le suelta al pato, allá le espero con
la policía y le hago meter preso! El grupo de idiotas se quedaron mirándose uno
a otro, y solo entonces el canalla soltó al pobre animalito. No bien el patito
se sintió libre en el agua agarró una velocidad fulminante y se perdió en el
agua en instantes de segundo. Hace unos
días, no más de una semana, en horas de la tarde, me dirigía a la casa por una
avenida poco transitada. De repente frente a mí observé a una mujer obesa y a
un tipo enjuto que perseguían a un pequeño pajarito, que en medio de saltos y
pequeños vuelos intentaba alejarse del par de bolonios. Por un momento pensé
preguntarles por qué fastidiaban al animalito, pero, me abstuve hasta que
habiendo avanzado unos 5 metros me di cuenta de algo, otro pajarito revoloteaba
alrededor de la persecución y de vez en cuando bajaba en picada contra los
perseguidores. Concluí que se trataba de la madre del pajarito. Posiblemente el
pajarito, o se había caído de su nido, o estaba aprendiendo a hacer sus
primeros vuelos. Por dos oportunidades constaté como la madre pájara se lanzó
en picada intentando proteger a su cría. Pero qué podía hacer frente a la vaca
marina con forma humana y al mísero cretino. Entonces me regresé, y le
pregunte: ¡Señora qué está haciendo, no ve que la mamá del pajarito está
intentando defenderlo de ustedes! La vieja obesa, me miró sorprendida, pero no
dijo nada. Fue el zoquete el que me respondió “estamos tratando de ayudarle al
pajarito, porque está con la alita lastimada”. Y mientras el bolonio se
justificaba la vieja continúo persiguiendo al indefenso pajarito. ¿Qué hacer
frente a tamaña viveza? Me di la vuelta y continúe con mi camino convencido que
el depredador más infame de la naturaleza es el ser humano, generalmente los
animales cazan para subsistir pero solo el humano mata por placer, codicia o
estupidez.
Pero, hay
una cosa que no se puede pasar por alto. El asunto es el siguiente: brutos
destructivos siempre existirán, depredadores idiotas nunca van a faltar, cretinos
que destruyan por los motivos que sean la naturaleza, nunca van a faltar, todo
lo contrario siempre van a sobrar; alguna vez le escuché en televisión de señal
nacional a un lacayo del mercantilismo decir que, “si hay que matar a los
pajaritos por el bien del desarrollo económico del país, pues hay que matar a
los pajaritos”; por ahí deambulan los “ecologistas no-infantiles” negociando la
conservación de los parques nacionales, mientras defienden ferozmente los
intereses comerciales de las empresas trasnacionales mineras; es decir, lo que señalo
es que, cretinos que destruyan la naturaleza simplemente por el gusto de destruir
lo hermoso, o miserables codiciosos dispuestos a masacrar los ambientes nativos
para saciar sus ansias infinitas de riquezas, siempre existirán, pero se supone
que para frenar los actos de barbarie de los brutos y las ambiciones
depredadoras de los codiciosos están las autoridades públicas que tienen la
obligación de impedir que se cometan tales actos ominosos y perversos. Por lo
mismo ante tanta barbarie destructiva, uno se pregunta, ¿dónde están los
funcionarios públicos y los patriotas burócratas encargados de proteger los
ambientes naturales?
Sinceramente estoy harto de comentar sobre el
“camarada” Rafael Correa y sus pleitos con la prensa conservadora y sus
compadres de la vieja partidocracia. Resulta poco menos que bochornoso el
espectáculo grasiento que estos personajes ofrecen a la sociedad ecuatoriana,
en especial al contingente de pueblo inteligente y honesto. Pero, no puedo
evitar vincular este acto infame en contra de la naturaleza, es decir, la
matanza del cóndor, con la ineptitud, irresponsabilidad y corrupción de las autoridades
y funcionarios públicos obligados por ley a vigilar y proteger el patrimonio
ecológico de los ecuatorianos.
El Gobierno
de la Involución Ciudadana con el cuento de la protección de los ecosistemas se
inventó los Derechos de la Naturaleza en ese mamotreto llamado “Constitución
Política”, la que costó 200.000.000.00 de dólares, la reinventada en
Montecristi a gusto y antojo del círculo íntimo de los dueños del fascismo
bolivariano del siglo 21. Luego se inventaron el Ministerio del Ambiente con el
cual supuestamente llevarían a la práctica la protección de la “Paccha Mama”.
Pero, la verdad de los hechos contradice las declaraciones demagógicos de los
progres altaneros. La verdad denuncia las reales intenciones de aquellos entes
burocráticos. La matanza de los tiburones para obtener sus apreciadas aletas,
la deforestación de los pocos bosques nativos que apenas subsisten, y ahora la
matanza de uno de los pocos cóndores que sobrevuelan el cielo ecuatoriano,
estas evidencias demuestran que la Constitución elaborada en Montecristi es un
galimatías jurídico, cuyas ambigüedades sirven solamente para que los progres
del Gobierno de la Involución Ciudadana hagan lo que les vienen en gana. Está
más que demostrado que el pomposo Ministerio del Ambiente no se creó para
proteger a las especies en extinción cada vez más numerosas en el Ecuador, ¡no!,
la corporación burocrática se creó para que los estudios de impacto ambiental y
los estudios de factibilidad favorezcan a las trasnacionales mineras y
petroleras que han prosperado durante los años del Gobierno de la Involución
Ciudadana. Para eso, para dejar hacer y dejar pasar la codicia y la ambición de
las corporaciones expoliadoras internacionales se creó el Ministerio del
Ambiente, no para proteger al Cóndor Ecuatoriano, especie en extinción, tampoco
para proteger a los tiburones, ni a la flora y fauna de los pocos bosques
vírgenes que aún existen.
Me había
prometido no escribir más sobre el adulado líder, pero, los ecuatorianos no
podemos dejar de indignarnos ante las bestialidades que se desarrollan durante
el ridículo y grosero “socialismo del siglo 21”, careta con la que los fascistas
progres encubren su verdadero rostro.
Quizá haya algún ingenuo o algún fatuo cándido que diga, qué tiene que ver Correa con la matanza del cóndor perpetrada por una jorga de cretinos. Pues claro que tiene que ver, porque Correa es la cabeza del Gobierno de la Involución Ciudadana, Administración que tiene la obligación legal de cuidar y proteger al patrimonio nacional en vías de extinción.
Quizá haya algún ingenuo o algún fatuo cándido que diga, qué tiene que ver Correa con la matanza del cóndor perpetrada por una jorga de cretinos. Pues claro que tiene que ver, porque Correa es la cabeza del Gobierno de la Involución Ciudadana, Administración que tiene la obligación legal de cuidar y proteger al patrimonio nacional en vías de extinción.
Rafael Correa, al más típico ejemplo de aquellos dictadorzuelos del siglo 20, se ha gastado millones y millones de dólares en publicidad y propaganda dirigida a promocionar su imagen caudillista. Pero, entonces, pregunto, ¿acaso ese dinero no puedo servir para contratar guardabosques que se dediquen proteger y cuidar los últimos ejemplares de aquella hermosa ave formidable y poderosa? Siete años de “Fascismo Bolivariano” o “Socialismo del siglo 21”, y la Naturaleza sigue siendo destrozada como en tiempos en que gobernaba el conservadurismo tradicionalista y mercantil.
Qué
vergüenza ecuatorianos, qué vergüenza deberían sentir Correa y sus sátrapas
incondicionales. Es obvio que la matanza del cóndor, salvajada cometida, por un
grupo de idiotas, les importa un comino a los progres del fascismo bolivariano;
aunque no me sorprendería que Correa públicamente se rasgue sus vestiduras, se
dé golpes en el pecho y amenace con investigar hasta las últimas consecuencias
la matanza del inofensivo Cóndor, o incluso que se jacte con poner a
disposición su cargo si se comprueba la ineptitud pública de los burócratas del
Ministerio del Ambiente. No me sorprendería escuchar que alguno de los seudo
intelectuales o progres del fascismo bolivariano se atreva a decir que “si hay que matar a los pajaritos o condorcitos,
con tal que la espada de Bolívar campee en América latina, pues hay que hacerlo”;
después de todo ya se lo hizo con los tiburones. ¿Cierto?
El titulo de la nota, implica culpar al actual gobierno de lo que hace un grupo de desadaptados sociales.
ResponderEliminarlo de "ecologico" en el titulo de la nota es injusto..no se puede culpar al gobierno por lo que hace un grupo de desadaptados sociales
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