Hace como,
dos meses, a través de la red me enteré de un video en el que, el mundialmente
famoso César Millán, conocido como “el encantador de perros” era mordido por un
perro labrador. El hecho se había desarrollado muchos meses atrás, quizá
incluso más de un año. Busqué el video en la comunidad Youtube, y lo dejé
correr. Luego de mirar el incidente un par de veces tuve claro el asunto. En un
primer momento se me ocurrió hacer un video para expresar mi opinión pero, en
esos momentos no estaba de humor, de modo que me limité a escribir mi ponencia
en la sección comentarios de aquel video. Pero, en vista de que, desde la época
a la fecha no he visto ni un solo video en Youtube en el que se plantee un
punto de vista diferente al señalado en la totalidad de videos, es decir, que
el perro “malo” atacó a César Millán, decidí exponer mi punto de vista al
respecto.
Comienzo
diciendo que en mi opinión César Millán
es una persona que sabe bastante de psicología canina. Ciertamente es un
empírico que se ha auto-educado, no un especialista graduado, con lo cual no
pretendo, ni darle, ni quitarle nada. Pero, si bien es evidente que conoce de
psicología canina, no necesariamente es el non plus ultra, o el dueño de la
verdad, como es obvio en un tema tan complejo como la conducta animal, en este
caso del perro.
En más de
una oportunidad he visto su programa y en ocasiones me he quedado sorprendido
por la forma tan simple en que ha solucionado problemas que para los dueños de
los perros parecían complejos, pero, en otras no he podido menos que rechazar
la forma aleve de algunas de sus tácticas de sumisión y docilidad. La
utilización de golpes con los pies que fácilmente se confunden con patadas, los
famosos “toques” sorpresivos y violentos en el cuello del animal, e incluso en
ocasiones el collar de ahogo y el de choques eléctricos son ejemplos de
técnicas erradas y violentas que en mi opinión deberían ser reconsideradas por
César.
El encuentro
desafortunado con el albo labrador, es uno más de los incidentes en los que
César Millán ha salido mal librado debido a las técnicas absurdas que usa; de
hecho en algunos de sus programas observé como una enfadada pitbull marrón
harta de las presiones que recibía terminó reaccionando contra el entrenador.
Pero, antes de continuar analicemos el video del llamado “ataque del temible labrador”. (Ver video)
El problema
aparentemente pasa porque el “chino”, dueño del perro, deseaba que su animal no
le gruña cada vez que se acercaba a fastidiarlo mientras éste, estaba comiendo.
Pero, aclaremos algo, existe una norma general que se debe respetar, cuando un
perro está comiendo su alimento, no se lo debe molestar. Pregunto, ¿a quién le
gusta que lo fastidien mientras está comiendo?; ¿por qué el perro debe ser una
excepción? Lo increíble es que César que conoce de psicología canina omite esta
norma básica, y la emprende contra el animal, cuando lo lógico habría sido que
le explique al “chino”, que no debe fastidiar a su perro, mientras esté
comiendo, ni nunca.
La mayoría
de titulares en los videos de Youtube dicen “César Millán es atacado por
perro”; pero veamos, quién realmente inicia las hostilidades. César, coloca un
plato con alimento junto al perro, el animal nerviosamente se acerca a la
comida y lentamente empieza a comer; pero, de repente, César lo golpea en el
cuello, es decir lo ataca, claro que César suele decir que solamente lo “toca”,
para crear una reacción en el cerebro, que genere una posterior conducta
sumisa. Pero, alguien debe explicarle a César que el perro es un animal que
actúa sobre la base de sus instintos, es decir, cuando el perro es golpeado o
“tocado” sorpresivamente en el cuello, el animal, probablemente, o escapará, o
reaccionará defendiéndose, que es lo que hizo el labrador, reaccionar ante el
toque agresor de César; que acostumbrado a ese tipo tácticas, a pesar de ser
rechazado, continuó en su papel agresor, siendo cada vez, repelido por el
instinto de defensa del perro. Ahora bien,
en principio, César deja tranquilo al perro, que empieza a tranquilizarse,
pero, pecando de un exceso de confianza, alarga la mano, y el perro, que
seguramente se imaginó sería nuevamente atacado responde y muerde la mano de
César, obligándolo a reaccionar, también, instintivamente. Luego,
posiblemente herido en su ego de “encantador de perros”, César comete un error,
buscar camorra al perro, o más bien conseguir humillarlo, o subordinarlo.
Nótese como César emula a un torero, que confronta al temeroso toro, que lo
menos que quiere es pelea, sino, simplemente, que lo dejen tranquilo.
Finalmente, César se retira quizá porque el buen juicio lo invitó a aquello, o
tal vez por el dolor de las heridas ocasionadas; mientras el “chino”, le ofrece
disculpas por la reacción natural del albino labrador.
Aclaremos
algo, el concepto del “macho alfa” está bien, si se lo entiende sabiamente, por
lo mismo no debemos olvidar que una cosa es la vida social de una manada de lobos libres en la estepa, o el comportamiento
de los perros salvajes africanos, y otra muy diferente la conducta natural del
perro doméstico. César en ocasiones adopta técnicas propias del “macho alfa” en
vida salvaje, pero se olvida que, él, no es un perro, sino, un ser humano. No
cuestiono que el dueño debe ser el líder alfa, y por lo tanto debe establecer límites
pero, los lindes deben ser planteados sensata e inteligentemente, sin necesidad
de recurrir a la violencia, eso implica que el dueño del perro debe ser
paciente, comprensivo y tolerante.
Como señalé
anteriormente, ¿a quién le gusta que le “toquen” toscamente mientras está
comiendo? Imagínense que están comiendo su plato predilecto y de repente
alguien viene y los agrede, ¿cómo reaccionarían? “¡Ah Pablo, pero cómo nos vas
a comparar con un perro!”
Saben, el
perro, debe ser uno de los animales más
respetados por el hombre sensato, pero también es uno de los animales que más ha
sido maltratado a lo largo de su relación histórica con la humanidad.
En mi
criterio los perros son animales nobles, el ideal de lealtad, amistad y cariño.
Por lo mismo, quienes no entienden conceptos como respeto, lealtad y amistad,
deberían abstenerse de comprar y tener un perro.
Quienes se
sienten molestos porque su perro ladra cada vez que alguien toca a la puerta, o,
aquellos que ven al perro como una mascota a la que se pueda manosear
indolentemente de manera impune, un payaso al que se puede enseñar trucos para
que los haga reír frenéticamente, un símbolo de grotesca ostentación y tonta
vanidad, o un animal sumiso, tímido y dócil que aguante todo, esas personas, más
bien deberían comprarse un pez payaso, un hámster; o mejor, un muñeco de Snoopy,
ciertamente, sería menos traumático para todos.
Concuerdo
con César cuando dice que, él, educa a la gente para rehabilitar perros, eso es
lo correcto. Por lo mismo, el tratamiento en el caso del labrador albino debió
haber sido para el “chino”, mas no, para el perro. Los perros son el reflejo de
sus dueños, así, un perro manso y tranquilo es la consecuencia de un dueño
sensato e inteligente; pero, detrás de un perro agresivo está generalmente un
idiota.
Conozco a
César Millán por su programa de televisión, parece un buen tipo, sin duda debe
haber ayudado a muchos perros y personas. La intención de este video no es
generar polémica, sino generar conciencia, en el sentido de que, por muy
“encantador de perros” que sea, César no es el dueño de la verdad. Espero que
la gente que mire el video del incidente lo haga objetivamente dejando de lado
cualquier tipo de prejuicio. Dejemos en claro que lo que realmente importa es
que la buena relación entre perros y humanos se fortalezca, de manera que unos
y otros salgan ganando.
Diógenes el Cínico, o Diógenes de Sinope, o Diógenes el Perro; famoso filósofo, - cuenta la história - solía caminar por las calles con una linterna encendida a plena luz del día, en tanto decía: "busco un hombre honesto". Pues bien, Diógenes que conocía muy bien la condición humana, así como también la calidad del perro, en alguna oportunidad señaló inteligentemente la siguiente sentencia: "Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro".
ResponderEliminarSin duda Diógenes sabía lo que decía.