lunes, 11 de marzo de 2013

Incidentes en "Central Técnico", egocentrismo correano e hipocresía fascista.


Desde hace tiempo, la depreciación del control remoto del televisor se ha vuelto más lenta. Las veces que enciendo el aparato para ver televisión son muy excepcionales. Además del desdén que me causa la gran mayoría de programas que inundan la señal nacional, ora por su intrascendencia, ora por su mediocridad, ora por su extrema vulgaridad, estoy aburrido de la monotonía que monopoliza la opinión pública ecuatoriana, si se la puede llamar “opinión”. Sintonizas en la televisión algún noticiero, y enseguida, te encuentras temas directamente vinculados, o con el gobierno del fascismo bolivariano, o con el presidente Rafael Correa. Obviamente en los medios pro-gubernamentales se presenta al gobierno y al locuaz líder como si fueran lo mejor de lo mejor; mientras que en los medios conservadores, tácitamente los voceros oficiales de la oposición, se los censura de manera fundamentalista, tachándolos como si fueran lo peor de lo peor, a través de comentarios descaradamente parciales. Y así, pasan y pasan los días, cansinamente, en medio de dimes y diretes, unos más ridículos, insignificantes y groseros que otros.

Prácticamente todas las informaciones giran en torno a lo que haga o diga, y deje de hacer o deje de decir, Correa. En el Ecuador del siglo 21 se ha impuesto una especie de “Correa-centrismo”, una exaltación exagerada a la personalidad de Correa, como si el Ecuador o el mundo girasen en torno al líder de “socialismo del siglo 21”, patente ecuatoriana; fenómeno del que es responsable en gran medida la prensa conservadora dizque libre e independiente, por la atención odiosa y chabacana que le ha dado al adulado camarada, con su redundante enfrentamiento. Que si Correa esto, que si Correa esto otro, piedra va, palo viene. Con esto no quiero decir que no haya temas que deban ser  informados, por su importancia, a los ecuatorianos. La prensa tiene la obligación de informar sobre la base de verdades y evidencias. Lo que cuestiono es la mediocridad, miseria, e insignificancia de ciertos locutores de televisión que se envilecen unos, adulando y otros literalmente odiando al temible líder del fascismo bolivariano. El otro día no más, miraba un video subido a la red en el que una locutora anti-Correa, y una asambleísta de oposición conversaban animosamente sobre el camarada lasallano. Resulta que Correa en una visita a una ciudad del País, para darse de muy popular, habría ido a desayunar a un mercado de la localidad. Pues bien, la asambleísta opositora criticaba a Correa por supuestamente haber fingido que saboreaba los manjares populares, cuando en realidad dizque se habría hecho llevar el desayuno preparado en un hotel. Enseguida la locutora empezó a descalificar a Correa, que esto que este otro, que aquello, que como se ha de burlar de la pobre cocinera. Pero el asunto no queda ahí, al día siguiente, Correa contragolpea y vocifera a través de una cadena nacional parcial, que siempre sí comió los alimentos en la fonda popular. Al día siguiente, otro capítulo más, esta vez, la locutora y la asambleísta quejándose por las atenciones de Correa, a sus denuncias ridículas y desatinadas. Toda una parodia, fácilmente confundible con aquellas temáticas y alienantes telenovelas mexicanas, venezolanas, o colombianas que atestan las programaciones de los canales de televisión ecuatorianos. Frente a esta payasada televisiva, Yo debo protestar, ¡a mí qué me importa donde desayune, almuerce o meriende Correa!…, ¡qué me importa si come en hotel 5 estrellas o en la fonda de “mama chugchucara”!..., ¡qué me importa si desayuna chochos con tostado, o si almuerza “pato al orange”! ¡Increíble pero, cierto, qué prensa……., qué prensa!

Pues sí, como rara vez enciendo la televisión, no me enteré, sino, un par de días atrás, del caso de los estudiantes del Colegio “Central Técnico” y los problemas al que se hallan enfrentados por los destrozos que habrían creado durante una manifestación pública. Sinceramente, habría ignorado este tema si no fuera por las declaraciones de los padres de familia, en los que literalmente se humillan ante Correa y le ofrecen sus disculpas por los actos vandálicos cometidos, supuestamente, por sus hijos. En verdad, sorprendió, desagradablemente, ver la forma en que estas personas se auto-degradaron intentando apaciguar las furias y enojos del inexorable, pero adulado caudillo. Aunque no me sorprendió la respuesta despectiva de Correa. Casi de inmediato se me vino a la mente el libro del escritor Jorge Icaza, “Huasipungo”; lo digo porque daría la impresión que, El Ecuador, desde el punto de vista social, se habría quedado estancado en aquellos tiempos en donde los señoritos y gamonales, con o sin razón, imponían sus mandatos draconianos a esos “indios runas” que servilmente suplicaban clemencia intentando en vano aplacar las iras de los temibles patroncitos. Patético, sin duda.

Yo habría entendido que tanto los estudiantes que participaron en los incidentes y destrozos, así como los padres de familia de éstos, ofreciesen disculpas a las personas cuyas propiedades destruyeron, comprometiéndose a reparar voluntaria y generosamente los daños ocasionados; pero humillarse ante el amado y temido líder; ¿cómo entender o justificar aquella reacción tan fuera de lugar?

No estoy de acuerdo con la protesta violenta, me parece una salvajada que un grupo de estudiantes hayan atacado propiedad pública y sobre todo destruido propiedad privada. Porque, por muy justa que sea su molestia, no tenían derecho a recurrir a la violencia. Pero, aclaremos algo, los colegios públicos no son de propiedad de los progres fascistas del siglo 21, y por lo tanto, no tienen la facultad de cambiar de nombre a un colegio, en este caso, históricamente conocido como “Instituto Central Técnico”.  Porque; ¿acaso el hecho de haber ganado las últimas elecciones les da el privilegio de hacer lo que les viene en gana?; ¿ese es el concepto que tienen de Democracia? Con razón el amado líder, tiempo atrás dijo que la dictadura socialista cubana era una forma de “Democracia”.

Por cierto, el colegio en el que Yo estudié, el “Centenario Gómez de la Torre”, ya no existe. Hace 5 o 6 años, creo, los progres del fascismo bolivariano de un solo plumazo lo suprimieron, y en lugar de aquel, se reinventaron algo llamado “unidad educativa y algo más”, que según tengo entendido hasta jardín de infantes tiene. ¿Qué opino sobre el tema? Pues, si bien me parece un abuso más del Gobierno de la Involución Ciudadana, al mismo tiempo lo considero algo intrascendente, decisiones propias de gente anodina. Mira que revolucionar al país cambiándole de nombre a una escuela o colegio. Sin duda una forma pintoresca de reinventar el agua tibia ¡Bravo!

Ahora bien, como mencioné, la violencia no es justificable, venga de donde venga. Pero entonces, me surge una duda: ¿por qué cuando los fascistas del siglo 21 y aliados del Gobierno de la Involución Ciudadana cometen actos agresivos o abusivos no son reprimidos como ciertamente sí los son aquellos que racional o toscamente se oponen a los abusos de los sátrapas del actual gobierno? Lo digo porque recordaba ciertos hechos acontecidos años atrás, 5 o 6 años aproximadamente, cuando Rafael Correa pugnaba por la aprobación de la consulta popular que luego abrió el camino para la concreción de la Constitución De Montecristi.

En aquel entonces, Correa no tenía el control de ninguna de las otras funciones del Estado, pero en cambio, contaba con el apoyo incondicional de sus, entonces aliados, entre ellos, el grupo indigenista Pachakutic, y el Movimiento Popular Democrático (MPD), este último, tristemente célebre por su influjo nocivo e infame en el sistema educativo, y por la forma violenta de sus manifestaciones callejeras que generalmente culminaban en verdaderos actos vandálicos. En tales circunstancias, se dieron dos hechos de violencia brutal que influyeron en el triunfo del proyecto de Correa, es decir, el llamado a consulta popular; el primero fue el asalto al Tribunal Supremo Electoral perpetrado por un grupo de Alianza País, movimiento político de Correa, ferozmente acompañados por recuas brutales del MPD; que también participaron en el ataque al Tribunal de Garantías Constitucionales, y la posterior agresión a los vocales, en ese momento presentes.

Ciertamente que en esa época tiranizaba la vieja partidocracia, pero, la forma en que Correa y sus corifeos fascistas, impusieron sus consignas fueron definitivamente bárbaras y violentas. Los brutos enarbolando la consigna del “patriotismo y la lucha de los pueblos”, como no podía ser de otra manera, destrozaron propiedad privada, y recursos públicos, quebrantaron la ley, agredieron salvajemente a cualquiera que obstruyese su camino; puertas, ventanas, rejas, fueron destrozadas y aplastadas ante la infame marea deshumanizada. En ese caso específico no hubo ministro de Gobierno, ni presidente de la República que ordenase a la fuerza pública actuar protegiendo la integridad de las personas, o los bienes públicos y privados, como irónicamente si hubo, en los últimos hechos acaecidos, días atrás con los estudiantes del “Central Técnico”.

Pregunto, entonces, ¿por qué cuando las hordas incondicionales al gobierno de Correa invadieron el Tribunal Supremo Electoral y el Tribunal de Garantías Constitucionales e impusieron el terror en los vocales y burócratas de aquellos entes públicos, nada hizo el gobierno para impedir tales hechos brutales? La pregunta lleva implícita la respuesta. Obviamente el caso de los estudiantes del “Central Técnico”, era diferente, pues, las acciones de los “guambras machistas”, no apoyaban las decisiones de los sátrapas del fascismo bolivariano, sino, todo lo contrario. He ahí la gran diferencia, he ahí el gran mensaje: “si eres parte de Alianza País, nada es imposible, pero si no, mejor vete con cuidado; si apoyas los mandatos del fascismo bolivariano las puertas se te abren de par en par, pero si no, te jodiste”.

Los estudiantes del “Central Técnico” intentaron emplear las mismas tácticas belicosas y violentas que los miembros de Alianza País, usaron 5 años atrás, en el Tribunal Electoral, para imponer las consignas del adulado líder y querido caudillo. Pero, no les resultó, porque está claro que: “en el gobierno del socialismo del siglo 21” todos somos iguales, aunque algunos son más iguales que otros”. Recordando a Orwell y su granja de animales.

Semanas atrás, cuando alguien le recordó a Correa sus alianzas pasadas con el MPD, el querido caudillo, se defendió diciendo que no había que satanizar las alianzas políticas. ¡Genial!, cuando los garroteros sirven para imponer los mandatos del fascismo bolivariano, está más que bien; pero cuando las tácticas brutales de los garroteros son usadas, por digamos, un montón de guambras que no están de acuerdo con las decisiones abusivas de un grupo de burócratas regionalistas, pues entonces, no solo que está mal, sino que también hay que dejar caer todo el peso amoral de ley sobre esos “guambras machistas” y si se puede ir más allá, usando el terrorismo de Estado, mejor todavía, después de todo no está por demás sentar un brutal precedente, por si acaso alguien más se atreva a oponerse a los mandatos del adulado líder.

En verdad que una prensa que tiene por prioridades polemizar sobre los desayunos pelucones o populacheros del caudillo fascista es una versión caricaturesca del ideal de objetividad, investigación, y honestidad propia de un periodismo respetable. La atención desmedida y odiosa que la prensa corporativa conservadora le ha dado al caudillo católico del patentado “socialismo del siglo 21”, únicamente ha conseguido promocionar la imagen del adulado caudillo y casi polarizar la opinión pública en dos bandos, correanos y anti-correanos; los unos, representando a la “nueva partidocracia”, y los otros, ansiando virulentamente el retorno del decrépito conservadorismo tradicionalista, mejor conocida como “vieja partidocracia”. Ambos bandos vendiendo circo al pueblo ecuatoriano, e interactuando,  alternativamente, con segmentos de sociedad, como en el caso de los estudiantes del “Central Técnico” acusados de “rebelión” y sus padres, desesperados por sus hijos, hasta el punto de humillarse ante el adulado caudillo, por quien, posiblemente votaron en las últimas elecciones de febrero pasado. Una realidad típicamente ecuatoriana.

Hace algún tiempo, los sátrapas del fascismo bolivariano, vociferaban “¡no nos van a robar a Montalvo!”, en respuesta a la publicación en las páginas de los medios corporativos conservadores, de varias citas en las que el escritor ambateño, Juan Montalvo, criticaba a los tiranos, en general; una decisión abusiva, considerando, la tendencia conservadora, de dichos medios, y la formación liberal del conocido por los curuchupas del siglo XIX, como “zambo negro”. Pero, ¿acaso no fue el mismo Montalvo, el que dijo, “desgraciados los pueblos donde la juventud no haga temblar al tirano”? “¡Ah carambas es que Correa no es un tirano!”, dirán los seguidores del adulado caudillo católico. Bueno, es cuestión de opiniones. Quizá los muchachos del “Instituto Central Técnico” se tomaron muy en serio las palabras del liberal Montalvo, además que intentaron emular los actos de “rebeldía”, cometidos por los garroteros que atacaron el extinto Tribunal Electoral. Sí; los jovenzuelos que abruptamente intentaron defender el nombre característico de su colegio, olvidaron que el “zambo negro”, no es más el liberal del siglo XIX, sino un común y corriente fascista bolivariano del siglo XXI. Ciertamente.

viernes, 8 de marzo de 2013

Reacciona Ecuador, el fascismo es violencia.





Mi profesora de escuela era una mujer gorda y omota; en sus momentos torvos solía agarrar la regla con filo metálico y dejábala caer con frialdad asesina en los dedos de sus alumnos, unos traviesos “machitos” de 6 o 7 años. Disfrutaba también de sacudir nuestras infantiles cabezas halándonos de nuestras orejas que solían adquirir un tono rojizo que armonizaba groseramente con el dolor y calor intenso que terminábamos sintiendo. Igualmente, cuando se enojaba, no tenía problema en soltar unas soberanas cachetadas en las mejillas de esos futuros “machistas” trogloditas, haciendo que el sonido del tortazo resuene en aquella sala de torturas a la que conocíamos como aula de clases. Me pregunto cómo deberíamos llamarle a semejante arpía: ¿“machista”?, ¿“hembrista”?, ¿“feminista”?, o quizá solamente, “vieja cobarde y malvada”. “¡Carambas, no sea machista, no le diga así a la reputada maestra, que se sacrificó en las aulas del saber, si  maltrataba a un grupo de niños incapaces de defenderse, era por su propio bien!”.
 
Hace unos días escuché en las noticias que grupos feministas desfilaban por las calles de la ciudad de Quito, gritando consignas en contra de la violencia de género. Lo interesante es que las feministas, en donde incluyo a los feministas, esos igualitarios angelitos que suelen jactarse diciendo, “¡yo cocino, plancho, lavo y qué!”, como si aquello fuera algo indecoroso o digno de alabanza, cuando en realidad se trata de simple cultura general; pero como decía, las feministas protestaban, pero, exclusivamente en contra de la violencia que sufrían las mujeres de parte de los hombres. Pero, para nada censuraban la violencia de mujeres contra otras mujeres, muy común en la sociedad; ni tampoco por la violencia que los hombres causan a otros hombres, y peor, por el sufrimiento y dolor que ciertas mujeres causan a algunos hombres. Tratándose de grupos sociales y políticos que pretenden la igualdad, aquel sectarismo de género resultaba, contradictorio, por no decir hipócrita.

La noticia añadía que los niveles de violencia contra la mujer se mantenían constantes en los últimos tiempos, incluidos los 6 años del Gobierno de la Involución Ciudadana, administración muy cercana a este movimiento social. Esta información me hizo recordar la polémica y económicamente costosa campaña feminista “Reacciona Ecuador el machismo es violencia”, ideada y desarrollada algunos años atrás, y supongo todavía en vigencia, por el Gobierno de Rafael Correa. Pero, qué había pasado, ¿acaso la campaña no había sido tan eficiente como las otras operaciones publicitarias del gobierno, que por ejemplo, habían conseguido garantizar 4 años más en el poder a Rafael Correa y sus progres fascistas?; de acuerdo con las protestas de las feministas, irónicamente aliadas de Correa, obviamente No. Pero, ¿por qué no?, bueno por varias razones. Pero, qué tal si recordamos algunos spots de la odiosa campaña y luego las analizamos una por una para observar los mucho que las feministas “aman a su prójimo”, en el caso particular, al hombre heterosexual. (Ver video incluido).
         
La conclusión que sacó luego de observar los videos de la campaña gubernamental “Reacciona Ecuador, el machismo es violencia”, es que, para los sátrapas del Gobierno de la Involución Ciudadana, los hombres ecuatorianos en su generalidad, salvo, los feministas del socialismo del siglo 21, somos un montón de imbéciles aleccionados ancestralmente con estereotipos belicosos, violentos, obsesivos, y vengativos. Pero, adicionalmente, se nota una crítica, mojigata, cobarde, y santurrona a la sociedad heterosexual. Pero, por qué será.

Vamos por partes; en el primer spot, tenemos a un zoquete que creció en un ambiente en el que predominaban los clichés  e influjos guerreristas, un zopenco que posiblemente tuvo como padres a una mezcla entre Rambo y Margaret Thatcher. Ah pero, interesantemente, a “la nena” la colocan en el pedestal de la inocencia; es decir, podríamos decir que los padres de la princesa parecen haber sido Ned y Magda Flanders. Nótese el descarado mensaje: hombre “bruto”, mujer “inocente”; hombre “malo”; mujer “buena”.

Vamos con el segundo spot; uno de mis favoritos; el "imbécil cavernícola". Primero partamos diciendo que en el video se generaliza e introduce en el mismo saco a todos los hombres heterosexuales, ¡atención eh!, a todos los hombres heterosexuales, porque resulta que los homosexuales no están incluidos por obvias razones. Fácilmente se puede observar los mensajes tachándonos de eternos machos en celo, concentrados exclusivamente en el apareamiento, noción que interesantemente coincide con el dogma religioso católico que contempla al sexo únicamente como una herramienta de reproducción. Pero la cosa va más allá, se nota como el mensaje critica una vez más la heterosexualidad, además que plantea situaciones extremas con el objeto de victimizar a la mujer. Obsérvese una vez más: cliché hombre “malo”, mujer “buena”, con el agregado, hombre “estúpido”, mujer “sofisticada”.

Y viene el tercer spot; las denuncias por violencia sexual. Pero, se han preguntado, ¿por qué se dan las violaciones sexuales? Una vez más culpen a los imbéciles heterosexuales en perenne celo. Damas y caballeros, escuchen bien, el problema de las violaciones  o violencia sexual radica principalmente en el tabú del tema sexual y en las barbaridades que las religiones han proclamado contra el sexo. Desde tiempos inmemoriales nos han dicho que el sexo es  malo, que tocarnos las “cositas” hace llorar al “niño Jesús”, que la auto-estimulación erótica, maliciosamente llamada “masturbación” es una perversión, que sentir placer es una degeneración propia de satánicos, que el acto sexual solo se justifica para procrear; y así hemos crecido, hombres y mujeres, ¡todos, sin excepción!, saturados de frustraciones, temores, miedos, desquites, complejos de culpa, desarrollando neurosis, psicosis, esquizofrenias, unas peores que otras. No es novedad, la mayoría de psicólogos y psiquiatras lo saben muy bien, pero, para los fascistas bolivarianos y sus aliadas feministas, el problema es de los machos en eterno celo. Una vez más, hombres “malos”, mujeres, “buenas”; hombres violadores, mujeres “violadas”.

Y finalmente el cuarto spot; la pobre mujer que espera al “macho” agresor, incapaz de protegerse del bruto que años atrás escogió para formar una dizque familia. La señora espera angustiada la llegada del marido que ni bien entra a la casa la agrede porque según las feministas es “machista”, es decir, es un imbécil prepotente que se considera superior a las mujeres porque tiene miembro viril. Bueno, quizá aquí en este caso cabría la definición, hombre “malo”, mujer “buena”; pero, surgen ciertas dudas. Primero, una vez más, escondidamente, subrepticiamente, como en los otros spots, se critica el concepto heterosexual. Pero, hay un aspecto que es fundamental en este asunto, una cuestión que a las mujeres, en especial no les gusta asumir, su responsabilidad. No estoy diciendo que la mujer tenga la culpa de que una bestia la agreda sin son ni ton; lo que digo es que la mujer sabía muy bien con la clase de bruto con el que se casaba, pero a pesar de todo, con el cuento de que podía cambiarlo terminó aceptando el paquete de porquería. Además, la mujer podía frenar los abusos, desde un principio, simplemente separándose del energúmeno al primer intento de agresión. Pero, y seguramente las feministas no van a estar de acuerdo conmigo, en mi opinión, las principales víctimas de esta violencia son los hijos procreados por el bruto y la ingenua. Aunque el video claramente coloca en segundo plano el sufrimiento de los niños. Pensar que ese escenario tan cruento, tan horrible sobre todo para un niño o niña, hubiese sido evitado si la señora el momento de ser piropeada por el imbécil simplemente lo hubiese ignorado, así como suelen ignorar las mujeres a los buenos hombres que tienen honrosas intenciones, pero poco dinero. En cualquier caso, una vez más esposa “mártir”, marido “verdugo”, hombres “malos”, mujeres “buenas”.

Una de las cosas que me gustaría saber es quién se inventó las definiciones negativas de los términos, “machista” y “machismo”. Probablemente los grupos feministas, gais, lesbianas, etc., etc., etc.
  
Permítanme dejar en claro un aspecto; Yo no voy a defender a la generalidad de hombres, es decir, este mundo está repleto de idiotas, pero, es importante aclarar y de esto deben estar convencidas las mujeres, no las feministas que difícilmente se bajarán de sus jacas de batalla, pero, si es importante que las mujeres entiendan que, si algunos hombres agreden cobardemente a sus mujeres, no es porque sean “hombres” o “machos”, sino, porque son unos malditos cobardes. El hecho de tener testículos además de falo, y de adorar sexual o amorosamente a la hembra de la especie no convierte al hombre heterosexual o “macho” en un ser despreciable y malo. Son sus degeneraciones psicóticas o sus decisiones malintencionadas las que pueden convertirlo en un personaje dañino, malvado y reprensible.

Considero que las feministas y ciertos grupos de homosexuales deberían terminar con esa campaña tendenciosa contra la heterosexualidad. Abrirse espacio jodiendo la vida a los demás no está bien. Ya Correa les dio las tramposas e injustas “discriminaciones positivas”, ¿qué más quieren?, ¿redefinir lo indefinible? El problema de la violencia social o familiar no pasa por incluir otras definiciones de familia, capciosas y ambiguas.

¿Qué han conseguido, los progres bolivarianos, con las millonarias campañas feministas, fuera de culparnos, a los hombres heterosexuales de todos los despelotes sucedidos a lo largo y ancho de este mundo? ¡Nada!, la violencia continúa latente en la sociedad, porque fundamentalmente no se atacan los problemas por sus causas: la ignorancia, la pobreza, los prejuicios de tradición, las  imposiciones sociales, las frustraciones sexuales, el complejo de culpa, etc.

No es cargando de culpas a un género y victimizando al otro que se solucionará la violencia social. Ni tampoco sectorizándola tramposamente. El problema es de la sociedad, en su conjunto, de hombres y mujeres. No nos olvidemos que los hombres no se crean por generación espontánea, ni tampoco las mujeres. Ambos sexos, compartimos responsabilidades por la sociedad injusta, necia y caótica que hemos construido. ¿Acaso los hombres no tienen, madres, esposas, hijas, hermanas, tías, y abuelas? Entonces, ¿por qué demonizar maliciosamente a los machos de la especie, por las estupideces y barbaridades propias de la condición humana? 
 
El otro día un seguidor del Fascismo bolivariano me decía, “tú solamente censuras al Gobierno, por qué no das soluciones”. Bueno, el progre, por lo menos reconoció que el Gobierno merece ser censurado por muchas arbitrariedades que ha cometido; pero respecto de las soluciones, Yo creo que lo primero que debería hacer Correa es abstenerse de incurrir en disparates como la burda  campaña “Reacciona Ecuador, “los hombres heterosexuales o machos humanos”, son violencia”, solamente dejando de gastar dinero en campañas millonarias que generan odios torpes, el Ecuador y la sociedad ganarían muchísimo.

¡Ah mujeres, buenas mujeres, si ustedes supieran el enorme poder con el que cuentan! Ustedes, mujeres, serían capaces de cambiar el mundo para bien. Olvídense de ese fiasco llamado Feminismo, que pretende aislarlas de su complemento ideal. Si tan solo tuvieran conciencia del poderío innato del que disponen. Ustedes harían de este mundo tan feral e injusto, un paraíso de bienestar y justicia. ¡Ah mujeres, si tan solo supieran usar correctamente dos simples palabras de una sola sílaba cada una! Dos simples expresiones, que usadas con prudencia y fortaleza, significarían, probablemente, el fin de la estupidez y la malicia. Si tan solo, mujeres, si tan solo, de esos labios hermosos y exuberantes, brotasen con sabiduría, dos certezas, “Sí” y “No”, que diferente sería este mundo. Mi respeto y cariño a las buenas mujeres del Ecuador y del mundo. 

martes, 5 de marzo de 2013

En el Ecuador del siglo 21 no existe Prensa Liberal.





Hay cosas que la verdad son comprensibles pero incompresibles, ¿paradójico?, no necesariamente, explico por qué. En más de una oportunidad me he encontrado con gente que detesta furibundamente a Rafael Correa, presidente ecuatoriano. Pero, entonces, les he preguntado, por qué no expresas tu opinión, no a través de los monopólicos y mercantiles medios de comunicación conservadores, o socialistas que seguramente les negarán ese derecho, sino a través del internet, tampoco usando esas cloacas llamadas “foros democráticos” donde progres fascistas y curuchupas mercantilistas se insultan groseramente, sino recurriendo al blog, por ejemplo. La respuesta en algunos casos ha sido por el temor que esas personas dicen sentir ante las represalias que pudieran tener por parte de los sátrapas y corifeos del fascismo bolivariano.  Otros en cambio, muy sueltos de lengua me han dicho que no se pueden dar el lujo de perder el tiempo, aunque irónicamente viven quejándose de Correa, al que ven hasta en la sopa.

Es increíble, pero, la gente tiene miedo a ejercer sus derechos, en este caso a expresarse libremente y a decir lo que piensa, mientras otros zoquetes menosprecian torpemente ese derecho. Folclor ecuatoriano, ciertamente.
   
El otro día, divagando en mi mente, llegaba a la conclusión incuestionable que en el Ecuador del siglo 21 no existen medios corporativos liberales. Ciertamente existen medios socialistas como por ejemplo el canal del Estado, “Ecutv”, o los pasquines que se publican en las universidades estatales. Obviamente, están los medios privados fascistas-burocráticos y los conservadores-mercantilistas, que básicamente, representan la gran mayoría de negocios vinculados con la comunicación pública. Pero, ¿y los medios liberales? La verdad es que en el Ecuador del siglo 21 no existen medios liberales, y me atrevo a señalar que probablemente nunca existieron, salvo quizá el periódico de Eugenio Espejo, “Primicias de la Cultura de Quito”, aunque debo aclarar que dicha posibilidad está respaldada más por un romanticismo inocente que por evidencias concluyentes.

Todos, absolutamente todos, los periódicos corporativos, así como los canales de televisión de señal nacional, están directa o indirectamente vinculados con el conservadurismo mercantilista o con el fascismo corporativo; sea por apetitos económicos, por afectos e intereses religiosos, por cuestiones sociales, o por relaciones políticas. Ahora bien, hasta cierto punto, aquella realidad es comprensible, si consideramos que en su mayoría, los ecuatorianos profesan la religión católica, apostólica y romana.

La ausencia de medios liberales corporativos, confirma mi opinión respecto al hecho de que en el Ecuador del 2013, muy posiblemente, no deben existir más de 1000 liberales, ¡qué digo 1000!, probablemente ni siquiera 100 liberales. Sin embargo, el hecho de que no existan medios corporativos liberales, no significa que no exista, por lo menos un liberal que ejerza su derecho a expresarse tan libremente como las circunstancias tiránicas se lo permitan. Gracias a internet el individualismo moral ha conseguido librarse, principalmente,  de las censuras de los medios fascistas y del  monopolio de los negocios conservadores de la comunicación pública.

Pero, si bien es cierto que el internet permite que los pocos liberales que existen  en el Ecuador, en este caso los 2 o 3 que tienen la audacia de escribir en la red, usando un blog; no menos cierto es que su influencia en la sociedad es extremadamente restringida; por un lado, sufren la censura de los medios corporativos: ora socialistas públicos, ora fascistas del siglo 21, ora mercantilistas conservadores; que son los que finalmente imponen la dirección y contenido de la Opinión Pública. Son, definitivamente, los negocios de la comunicación con sus líneas editoriales sectarias, con sus intereses de grupo, los que finalmente imponen las informaciones absolutistas de hechos notoriamente subjetivos, cuando no descaradamente mentirosos.

El individuo a través de su página virtual, blog, o canal de video, solo puede satisfacer su necesidad individual de expresarse ante un auditorio generalmente vacío. Porque los medios conservadores, fascistas, socialistas y comunistas a su turno, ofrecen lo que las manadas quieren oír, ver y sentir, independientemente de que esa información sea basura o ese entretenimiento sea repugnantemente alienante; mientras que el hombre honesto comete la audacia de decir lo que piensa; indiferente a los apetitos de las recuas sectarias y manadas apáticas o turbulentas; aunque aquello le signifique prácticamente aullarle solitariamente a la Luna.

Soy sincero en afirmar que en el Ecuador no existió, ni existe un medio liberal. ¡Nunca! Sin embargo, si usted ecuatoriano que tuvo la gentileza u osadía de ingresar a mi blog o de ver este modesto video, considera que estoy equivocado, le ruego me diga que negocio corporativo actual vinculado con el entretenimiento de masas y la comunicación pública, puede aplicar a la categoría moral de “medio liberal”. Piénselo bien, tómese su tiempo, y responda con justicia y verdad, intentando imaginar que su reputación va en la aseveración que está a punto de expresar; pues si va a desvariar tachando de liberal a un conglomerado de negocios curuchupas, mejor sería que se abstuviese de expresar sentencia alguna, de manera que sea el silencio la prueba irrefutable de una realidad vergonzosa para un país, en el que no existe, no existió, y probablemente no existirá, un solo medio de prensa liberal.

viernes, 1 de marzo de 2013

El político ecuatoriano y sus clichés ideológicos.





Seguramente, deben haber escuchado, especialmente en los noticiarios, a los políticos profesionales imputarse ideológicamente como hombres o mujeres de, “derecha”, de “izquierda”; o de "centro"; e incluso habrán observado a ciertos pomposos histriones, reinventando el agua tibia, calificándose a sí mismos como “patriotas”, ora de “centro-izquierda”, ora de “centro-centro-izquierda”, ora de “centro-derecha”, y obviamente, “centro-centro derecha”. Aunque, el dualismo polarizado: “derecha e izquierda”, es el que generalmente prevalece. Si ustedes me preguntan, qué significan aquellas denominaciones desde el punto de vista doctrinal; debo señalarles que son un completo disparate, una verdadera estupidez, pretender describir el pensamiento político de una manera tan simplona; simplemente una soberana estolidez. Y sin embargo se lo hace, no solamente en el Ecuador, sino prácticamente en todas las naciones del orbe.

Ciertamente es una especie de maniqueísmo perverso y oligopólico, a través del cual las dos tendencias mafiosas predominantes se alternan el control del Estado. La una se etiqueta de “buena” y tacha de “mala” a la otra, y viceversa. Y así, una llega al poder y la otra hace oposición, hasta que cumplido el período, se invierten los papeles, y el que hacía oposición pasa a disfrutar de los manjares licenciosos del poder mundano,  repitiéndose alternativamente la mascarada en la forma de un odioso círculo vicioso. 
   
En verdad son patéticas y en extremo  ridículas, las definiciones de los típicos patrioteros que se sacrifican por los festines públicos y las orgías de poder. “¿Cuál es su ideología política?, pregunta el periodista, locutor o gacetillero, enseguida los politicastros con ademanes remilgados y con voz ufana responden a su turno: “¡yo soy de derechas!”; “¡yo soy de izquierdas!”; “¡yo soy de centro-centro-izquierda!”; “¡yo soy de centro-centro-derecha!”. Incluso, nunca falta algún zoquete que se reinvente alguna combinación folclórica e ignorantona.

En mi opinión aquellas definiciones e imputaciones en realidad representan los nombres genéricos de las diferentes mafias de politicastros que sucesivamente se adueñan del poder gracias a  un sistema monopólico, generalmente bipolar, a través del cual, “derechas” e “izquierdas” periódicamente se turnan  en el poder. Aquella clasificación representa sectarismo, duopolio, tráfico de influencias, corrupción, violencia, terrorismo de Estado, demagogia, pero, para nada, en lo absoluto, expresan una idea política, moral o filosófica.

Qué representan las “derechas”, pues, grupos sociales, económicos, políticos generalmente opulentos, más popularmente conocidos como “oligarquías”, o gobierno de ricos, y cuyo discurso está siempre ligado con sus intereses sectarios. Qué representan las “izquierdas”, pues prácticamente son lo mismo que las “derechas”, salvo por algunas diferencias, entre ésas, el poder económico, las “derechas” son económicamente más poderosas que las “izquierdas”, además está el discurso, las “izquierdas” recurren frenéticamente al cuento de la justicia social, la igualdad y el nacionalismo, aunque ya en el poder, mandan al diablo todo lo que no tenga que ver con sus intereses de grupo. ¿Y el centro? Pues el llamado “centro” está constituido generalmente por oportunistas y arribistas que no consiguieron espacio, ni en las “derechas”, y tampoco en las “izquierdas”. Eso sí, como declarados tránsfugas, siempre están dispuestos a negociar con cualquiera de los bandos protagónicos con tal de acceder a un pedacito del jugoso pastel público.

El asunto es tan folclórico que recurriendo a una metáfora podríamos decir que el sistema político, es similar a un estadio donde se celebra un partido de fútbol en el que se enfrentan el equipo de las mafias políticas contra el equipo de la moral. En los graderíos, confluyen emociones, intereses y apetitos de diferentes matices; sedientos de emociones, rugen, contingentes de masas sociales mezcladas con la indolencia de manadas humanizadas ciertamente apáticas, reunidas en los sectores populares, en las típicas “generales”; en ambientes más acomodados vociferan a favor de los caudillos ora de “derechas”, ora de “izquierdas”, ora de “centros”, las tribunas las burguesías conservadoras,  socialdemócratas, e incluso los fascistas con careta de socialistas y alguno  que otro comunista con aspiraciones a “nuevo rico”; mientras que en las suites, una élite mira con soberbia y seguridad el espectáculo conociendo de antemano el resultado. Ahora bien juegan, por las mafias políticas: “la derecha”, “la izquierda”, “el centro” y todos sus híbridos y mestizos, unos más disolutos y desvergonzados que otros. En tanto que, por el equipo de la moral se encuentran: la honradez, la decencia, la justicia, la libertad, la verdad, la integridad y la esperanza. Árbitro de la contienda: la dispendiosa, corrupta e inepta burocracia pública. El resultado final, es evidente, triunfa la mafia, festeja la mayoría del pueblo hinchando a sus tiranos, ora “derechas”, ora “izquierdas”; se frotan las manos los burgueses, y se retiran conformes las oligarquías.

Hace un año recuerdo haberle escuchado a uno de los candidatos que compitió en las pasadas elecciones de febrero del 2013, decir tácitamente que,  él, no tenía ideología, que las ideologías eran anacrónicas y que, prefería apostar a los resultados, es decir, el ignorante no se daba cuenta que básicamente se catalogaba como un pragmático amoral, que podría resumirse en la frase maquiavélica: “el fin justifica los medios”. Una persona que no tiene ideología es un tronco seco, un imbécil troglodita cuyas únicas aspiraciones radican en saciar sus bajos  instintos recurriendo a cualquier herramienta por indecorosa y reprensible que sea; es decir un simple bruto, un mentiroso compulsivo, con ansias incontenibles, obsesiones turbulentas y ardores clínicos.
     
Si por lo menos los patriotas que dizque se sacrifican por el pueblo se preocupasen por entender la ideología que intentan representar; la farsa sería, quizá, menos ridícula y grosera. Tal vez,  probarían que se molestaron siquiera en averiguar en qué lado de la cancha intentan jugar, o en qué bando los colocaron los caudillos titiriteros que diseñaron el falso juego político y electoral.

Así  por ejemplo, sería vistoso y diferente escuchar a un político o a una mujer pública, decir: “yo creo en el sofisma de la economía de mercado, en las subjetivas leyes de la oferta y la demanda, pero también en los monopolios y los oligopolios, considero que el equilibrio y el orden, tradicionales, que permitieron a mi casta social imponerse,  son verdades incuestionables y por lo tanto han de ser protegidas. El Estado no debe intervenir en el sistema económico salvo para salvaguardar los intereses de las élites económicas y financieras. Defiendo la fe sobre la razón, la tradición sobre la experiencia, la jerarquía sobre la igualdad, los valores colectivos sobre el individualismo y la ley religiosa por sobre la ley secular. Mi máxima es: Familia, Tradición y Propiedad. Considero necesario mantener el sistema establecido y sostener la distribución existente del poder, la riqueza y la posición social. El Capitalismo Financiero y el Comercio Exterior deben ser la base del modelo porque me favorecen, aunque destruyan al sector productivo  nacional. Las empresas públicas que generen rentabilidad deben ser privatizadas y vendidas a nuestras corporaciones a precio de gallina regalada”. Ahora bien, si escuchas, o sabes descifrar o interpretar las acciones, actitudes y conductas de ese político, sabes que estás frente a un declarado conservador, que cree en el mercantilismo, el comercio especulador, el elitismo social, y el capitalismo fundamentalista, monopólico y especulador. 
 
Y que tal el siguiente politicastro: “yo no creo en la propiedad privada y por lo tanto esta debe ser restringida, eliminada o finalmente nacionalizada, lo que implica que el Estado a través de una Burocracia Pública totalitaria será la única dueña y señora de la propiedad. La riqueza debe ser redistribuida entre todos, en especial entre los pobres, aunque eso implique robar el trabajo de aquellos que se esforzaron por producir y crear. Odio a las corporaciones conservadoras y a las transnacionales imperialistas que invaden o pretenden invadir mi país para saquear sus recursos o esclavizar a los trabajadores, aunque no por eso podemos dejar de negociar con éstas, si conviene a nuestros intereses, los del partido único. En la sociedad que buscamos imponer todos somos iguales, o esa es la idea. Creemos en la dictadura del proletariado, manifestada en el predominio de la  casta burocrática dorada cuyos miembros son elegidos a través de cooptaciones cicateras y falaces elecciones fraudulentas. El Estado debe imponer a través de planificación centralista todas las actividades de los trabajadores, y pueblo en general, aunque eso implique crear un monopólico y dictatorial sistema costoso, incompetente y corrupto. El individuo debe ser absorbido por el conglomerado, para evitar disensiones que pongan en riesgo la permanencia del sistema unificador y homogéneo. Todo dentro del sistema y nada fuera del sistema. La lucha de clases es el motor revolucionario a través del cual combatimos al corrompido imperialismo agresor, no importa el odio irracional que generamos en la masa social, a la que por cierto debemos siempre controlar. Amamos y apoyamos incondicionalmente a nuestro querido y adorado líder que lucha por nosotros hasta que consigamos nuestra amada nación revolucionaria. Patria o muerte”. Si tú escuchas esto, sabes que estás frente a un socialista o un comunista, uno de esos especímenes sociales, que dice odiar los abusos del capitalismo depredador, pero, que no le molesta hundirse frenéticamente en la espiral de consumo tan característica en los amantes gulosos del modelo mercantilista. Aunque, no debe olvidarse que detrás de las caretas marxistas, generalmente se halla un fascista amargado y renegado. Personajes pintorescos, sin duda los socialistas o comunistas, en especial aquellos que viven escondidamente como burgueses, mientras públicamente critican el confortable estilo de vida burgués. Políticos de moral crapulosa, para quienes el Pueblo solo es un medio para alcanzar sus tiránicos fines, y que entienden las palabras “Socialismo o Comunismo”, como sinónimos de oportunismo, riqueza y poder. 
  
Pero, lo cierto es que los jugadores de este fatuo y falso deporte grosero y corrupto llamado “Política”, prefieren cortar camino, ser consecuentes con su estulticia notoria y simplemente usar los genéricos, de esa manera evitan contradecirse a sí mismos, más todavía considerando la manera amoral en que muchos de ellos se cambian de posición; pues en una elección se los ve en el bando de “las izquierdas”, en otra, en el gremio de “las derechas”, y en otras, son los delanteros del “centro”. Sí, definitivamente, la realidad nos dice otra cosa. Las expresiones genéricas de los patrioteros nos demuestran que el político profesional, común y corriente, es puro apetito, simple concupiscencia. El interés malsano y la estupidez campean. Para qué definirse como conservador mercantilista, fascista corporativo, o socialista estatista si fácilmente se puede vociferar, “soy de izquierda”, o “soy de derecha,  o “soy de centro”, con eso basta para imputarse “condición intelectual” en una nación del tercer mundo.

Ah, de esta payasada vulgar y rimbombante no se escapa la prensa con sus periodistas, locutores, presentadores, entrevistadores, divos, hombres-espectáculos, y demás “dueños de la verdad”. La prensa corporativa ha conspirado con el sistema político para imponer los vulgares genéricos, y a través de sus noticieros ha logrado consolidar los clichés ignaros y los torpes estereotipos a las masas y manadas sociales, que obedientemente las han asimilado y adoptado.

Me pregunto si este grosero y siniestro sainete cambiará alguna vez; tal vez cuando evolucione moralmente la sociedad; quizá, cuando los barcos balleneros dejen de masacrar ballenas; acaso, cuando los últimos bosques vírgenes dejen de ser talados; o cuando las celebridades tan idolatradas por las manadas de gaznápiros se abstengan de usar pieles de armiño; o  cuando los señores de la guerra dejen de pacificar países o ciudades bombardeando inmisericordemente a  civiles; tal vez, cuando las personas honestas e inteligentes tomen el control de los gobiernos y reemplacen definitivamente a los patriotas de “derechas”, “izquierdas”, “centro-derechas y centro-izquierdas”. Quizá entonces, una era de relativa paz se imponga en este planeta feroz.