miércoles, 1 de mayo de 2013

Sobre el buen trato que merecen los perros; y, reflexiones sobre las "razas de batalla".





Hace más o menos un mes subí un video, referente al incidente entre César Millán, el popularmente conocido como “encantador de perros”,  y un perro labrador, en dicho video se mostraba a César recurrir a una técnica grosera y violenta destinada a someter y humillar al labrador, táctica que concluyó en resultados violentos. En esa oportunidad dejé en claro que no estoy de acuerdo con las pataditas aleccionadoras, los sorpresivos golpes en el cuello del perro, el uso de collares de ahogo o eléctricos, y toda técnica que implique agresión al animal. Pues bien, uno de los pocos comentaristas que se expresó civilizadamente, al tiempo que defendía las técnicas de César como si fueran “verdades absolutas”, a modo de reto, me preguntó qué sugerencias daría para que la relación perro y humano funcionen óptimamente. Como es obvio en los 500 espacios que ofrece la sección comentarios resulta un poco complicado y limitado desarrollar una idea razonable al respecto, así que decidí subir este video en el que planteo mis opiniones basadas en las experiencias de alrededor de 35 años, durante los cuales, he gozado de la compañía, de perros nobles, amistosos, leales y cariñosos. Aclaro que Yo no soy un experto en psicología canina, lo que planteo son los modestos conocimientos y las conclusiones, frutos de las experiencias adquiridas a lo largo de mi vida. Son mis puntos de vista y así deben ser entendidos y analizados.

Comienzo diciendo que me parece, existen 5 aspectos fundamentales a tomar en consideración:

- El primero tiene que ver con la empatía que debes sentir con el perro en general, es decir, si sientes respeto, cariño, aprecio por el perro, y estás dispuesto a asumir las responsabilidades que significan adoptar a un perro como un nuevo miembro de tu familia, entonces, puedes estar seguro que tendrás una magnífica relación con tu perro. Pero, si no concibes al perro como a un animal noble y leal; si solo ves: como un juguete sumiso, como un mero reemplazo de un peluche o un muñeco,  que sirva para entretener a tus hijos; o, una mascota a la cual enseñar trucos de circo que hagan reír a propios y vecinos; o, un objeto de vanidad elitista que satisfaga tus complejos sociales y esnobismo; o, como una potencial arma brutal, que puede activarse en cualquier momento, poniendo en riesgo a inocentes terceros, - y me refiero expresamente a los llamados “perros de combate”; o,  si ves al perro como a un animal guardián al cual se lo puede mantener amarrado día y noche;  entonces, sería mejor que busques otras opciones, te harías un favor a ti mismo y le harías un gran favor al perro.

- El segundo se refiere a la alimentación, debes alimentar a tu perro, es tu responsabilidad, ya sea que uses alimentos balanceados prefabricados o prepares su comida en casa, siempre recordando lo importante de una comida fresca y que equilibre carbohidratos, verduras y principalmente proteína, no olvides que si bien el perro doméstico es omnívoro, sus orígenes son carnívoros, por lo mismo la proteína es prioridad. Hay especialistas que recomiendan alimentarlo una sola vez al día, otros dos veces, otros incluso tres, en la forma de desayuno almuerzo y merienda. Ya depende de ti y de tus disponibilidades de tiempo, sea cual fuere la opción que escojas recuerda que al igual que tú, el perro necesita comer. La alimentación genera un vínculo de agradecimiento de tu perro hacia ti. Un asunto fundamental que siempre debes considerar, cuando le pongas su alimento, es dejarlo comer tranquilo, no lo acaricies, no lo molestes, no lo importunes, déjalo alimentarse en paz, no son más de diez o veinte segundos, ¿cierto?, bueno durante esos veinte segundos no lo importunes. 
 
- El tercero hace referencia al ejercicio físico. Tu perro necesita hacer ejercicio de preferencia a diario, sobre todo si vive en un espacio físico muy limitado. Obviamente siempre debes considerar su edad. Si es un perro joven sácalo a trotar, cinco o diez kilómetros, tu perro te lo agradecerá; si ya es veterano llévalo a dar una caminata no  muy larga. También puedes llevarlo a trepar pequeñas montañas, les encanta, aunque no lo hagas si el perro es de complexión pequeña o de edad avanzada, es un ejercicio demasiado fuerte y pesado para ellos. El ejercicio es fundamental para tener un perro tranquilo y manso. El ejercicio le quita el estrés  de estar enclaustrado en un mismo lugar; les permite descargar toda la energía represada, y un perro sin estrés es un perro sereno. A través del ejercicio estableces el concepto de líder alfa, porque tú guías, tú diriges, tú mandas, el perro lo entiende y lo acepta dócilmente, y esa relación permite establecer las pautas de límites dentro de casa, porque el perro te respeta y respeta la autoridad del líder alfa. Ahora bien, si tu perro tiene problemas de comportamiento con los perros del barrio, entonces, no lo saques a la calle, llévalo a alguna montaña y aventúrate por en medio de quebradas y matorrales, tu perro te lo agradecerá, ese tipo de paseos les encanta, si ves a otros perros desconocidos, coloca el collar en tu perro y simplemente evítalos. Si no tienes auto, siempre puedes sacar a tu perro a pasear a las 6 de la mañana cuando la mayoría duerme, o a las 7 u 8 de la noche cuando la mayoría se va a descansar. 
 
- El cuarto tiene que ver con la paciencia, comprensión y tolerancia que debes tener con tu perro. Nunca olvides que se supone que el animal racional eres tú. El perro actúa sobre la base de sus instintos y de los lindes que estableces, pero tú, se supone, tienes la capacidad de pensar; por lo mismo sé consecuente con esa capacidad. Les cuento una experiencia, en una ocasión estaba haciendo una parrillada en la casa, pues bien, Yo tenía una perrita negra que era muy educada, pues bien, mientras deambulaba de un lado a otro, me descuidé de los pedazos de carne, cuando de repente le alcanzo a ver a la negra que se llevaba un buen pedazo de carne. Me sorprendí, porque jamás pensé que la muy traviesa se atrevería a hacerlo, pero después me gozaba viendo la forma prosuda en que se llevaba la carne, no le di importancia al asunto y entonces coloqué los pedazos de carne en un lugar donde los perros no tuvieran acceso. Asunto arreglado. Paciencia, comprensión y tolerancia son importantes.

- El quinto hace referencia a la implantación de costumbres o buenos hábitos. Sé proactivo. Usa tácticas que recompensen la acción que desees que realice tu perro. Incluso está la posibilidad de darle un modelo, por ejemplo, en el caso de los cachorros, éstos tienden a dejar sus heces u orines en cualquier lugar de la casa, bueno, llévale al lugar donde te gustaría que dejé sus “cositas” y muéstrale donde debe hacer sus necesidades, orinando tú en aquel lugar, créeme, funciona. No vayas a dejar tus heces, no hay necesidad de llegar a extremos, con tal que orines unas cuantas veces y el perro vea que lo haces, será suficiente. Por favor no recurras a la violencia, no es la solución. Siempre hay una alternativa viable, lee literatura canina, o busca consejo en personas que tengan conocimiento sobre la psicología canina y opta por la alternativa que implique racionalidad.
      
Como anexo, quisiera señalar, un aspecto importante que tiene que ver con el tipo de perro a seleccionar. Por norma general deberías adquirir perros cuya genética no haya sido alterada o pervertida en laboratorios, recuerda que existen razas de perros que han sido alteradas genéticamente con fines belicistas, propiamente para estados de guerra, por ejemplo: el pitbull, rottweiller, bull terrier y el dogo. Existen gran variedad de perros de naturaleza dócil, cariñosa, noble y leal, por ejemplo: los samoyedos, todas las variedades de pastores, los labradores, los golden retriever, los basset hound; pero sobre todo, no soslayes a los perros nativos, ignorantemente conocidos como “mestizos”,  “runas”, o “de indios”. Los perros nativos son extremadamente inteligentes, cariñosos y fieles, pero aún más, su interrelación con otras razas los vuelve mucho más fuertes a las enfermedades, pues sus sistemas inmunológicos se han fortalecido por dicha interacción. No los menosprecies, ni soslayes por los prejuicios estúpidos de la necia vanidad humana. Todo perro tiene su atractivo indiferentemente de sus características raciales. Pero sobre todo, dadas las características innatas, con los perros nativos no tendrás los problemas que deberás afrontar con los llamados “perros de batalla”.

Respecto de lo problemático que resulta la tenencia de las llamadas “razas de batalla” quisiera contarles acerca de la  agresión infame que sufrimos mi perro y Yo, por parte de un pitbull, hace más o menos tres meses. Hoy puedo comentar el tema porque afortunadamente mi perro se recuperó satisfactoriamente del brutal ataque, y en mi caso, superé el trauma emocional de semejante acto salvaje. Resulta que una mañana, decidí sacar a pasear mi perro, un pastor ovejero azabache de 11 años de edad, un perro manso y tranquilo. Luego de caminar como 5 cuadras, llegamos a un pequeño parque. Mientras cruzábamos tranquilamente, observé que a unos treinta metros, se encontraba un perro pitbull, aunque bien podría haberse tratado de un dogo. El perro se encontraba suelto arrastrando su cadena. Ni bien nos vio se lanzó en carrera, moviendo su rabo casi vertical a su lomo, ahora sé que dicha actitud en esos animales encubre un inevitable ataque. De nada sirvieron los “¡chist!” al estilo Millán, fue cuestión de segundos, el pitbull llegó, ágilmente se dio la vuelta por detrás de mi perro e inmediatamente se lanzó a abrazarlo, y mientras lo tumbaba al suelo descargaba su fauces sobre la cabeza de mi perro, cerrándolas inmisericordemente. Fue una masacre, un perro indefenso brutalmente atacado por una bestia sanguinaria. Desesperado, al ser testigo del cruel ataque intenté abrir las fauces de la bestia pero me encontré con un par de tenazas férreamente cerradas. En ese instante llegó el viejo miserable que había dejado suelto a semejante bestia y empezó a llamarlo sin que el saco de colmillos, mandíbulas y músculos le hiciera el menor caso. Finalmente, mi perro se libró del sanguinario mordisco, no porque la bestia lo hubiera soltado, sino, debido a que la bestia desgarró piel, tendones y cartílagos de la oreja, es decir, el pitbull nunca soltó a mi perro.

Recuerdo que mientras le protestaba vehemente al viejo miserable ¡por qué había dejado suelto a semejante bestia cruel!, el maldito infeliz me repetía una y otra vez que su perro era manso y que no sabía por qué había actuado de aquella manera, declaración que me indignaba porque en ese momento tenía a mi perro con una herida horrible en su oreja destrozada. Casi en estado de shock al haber sido testigo de aquel acto de sevicia, llevé a mi perro a una clínica veterinaria. El veterinario lo revisó, unió las dos partes de piel desgarrada y le cogió un punto. Al momento de despedirnos, me dijo, “debe agradecer que el asunto no fue mucho pero, ese tipo de perros, tienen historiales de ataques terribles y en ocasiones mortales”.

Como les mencioné, gracias a Dios, del ataque solo ha quedado  un mal recuerdo; en cuanto a mi perro, se ha recuperado física y mentalmente, que era lo que me importaba. Pero, también al ser testigo del salvaje ataque me permitió llegar a varias conclusiones. Por ejemplo, es evidente que existen animales cuya genética ha sido alterada para convertirlos de simples perros en bestias sanguinarias. Es igualmente evidente que existen personas irresponsables, indolentes y estúpidas que no están conscientes del peligro inminente que significa sacar a la vía pública a un animal potencialmente feroz y violento, y si están conscientes, obviamente no les importa, si sus bestias ferales atacan y destrozan a otros perros e incluso a otras personas.

Recuerdo que el viejo miserable le había puesto un collar de púas a su animal, similar a esos que usaban los “guerreros del camino” de la película “Mad Max”; ese hecho es una prueba de la mentalidad deforme de esta gente que opta por tener como mascotas a animales cuya genética ha sido alterada con intenciones perversas por la malicia humana. Será que hay gente que tiene algún tipo de psicosis, o será que simplemente son ignaros que se limitan a copiar lo que algún célebre desquiciado impuso en algún lugar del orbe. Pero, ¿por qué optar por una raza que bajo determinados influjos o circunstancias se convierte en una bestia sanguinaria, en lugar de decidirse por un perro de instintos naturales, tradicionalmente manso? Quizá por frustración, complejo, ignorancia, idiotez, ciertamente no creo que sea por buen juicio.

Ahora bien, es muy posible que, las llamadas “razas de batalla”, si son tratados con afecto, correctamente alimentados, y debidamente ejercitados, educados o guiados por personas inteligentes serán unos buenos perros familiares, pero, si esos animales son sacados a la calle donde deberán interrelacionarse con otros animales, pueden estar seguros que tarde o temprano habrá problemas. Y cuando hay problemas con un dogo, un pitbull o un rotweiler, créanme son enormes y terribles problemas.

Los dueños de este tipo de razas complicadas suelen argumentar que sus animales son dóciles, y amistosos, y seguramente en sus respectivas casas con “sus manadas humanas” lo son, pero, si los sacas a la calle, las cosas son diferentes, entonces se activarán sus instintos pervertidos, y pobre del perro que se encuentre en su panorama visual. Son perros completamente diferentes a los perros de instinto natural. El “perro de batalla”, observa a su “rival” o “presa” y se lanza a destruir, no acepta prisioneros. La alteración de su genética los convierte en verdaderas bombas de tiempo, a la espera de que se presentan las circunstancias propicias que accionarán el mecanismo que los induzca a atacar furibundamente. Solo quienes hemos sido testigos de la violencia y salvajismo del ataque de las llamadas “razas de batalla”, conocemos la brutalidad del ataque y lo que son capaces de hacer a otros perros.

Tengo entendido que en muchos países se ha prohibido la tenencia de las llamadas “razas de batalla” como mascotas, - como en el caso ecuatoriano - pero, parece ser que para muchas personas las leyes se hicieron, o para ser violadas, o solo para los cojudos. Lo digo porque miro con sorpresa que se sigue comerciando ese tipo de animales y hay gente que sigue comprándolas. Ahora bien, si por lo menos tuvieran la sensatez y el buen juicio de prevenir un potencial ataque de sus belicosos animales, por ejemplo, estableciendo seguridades en sus casas para evitar que sus perros salgan a la calle y causen estragos en personas o animales inocentes, o utilizando el bozal en el hocico del animal cada vez que lo saquen a pasear a la calle. Pero nada de eso se cumple. De hecho ayer, 28 de abril del 2013, salí en la mañana con mi perro a hacer un poco de ejercicio. Mientras caminábamos por un sector de una avenida en construcción, noté a unos 50 metros que un par de personas venían por medio camino con dos pastores alemanes y una perra pitbull. Bien, me coloqué a la izquierda del camino a un lado de una zanja longitudinal de un metro de profundidad por cien metros de largo, que corría a lo largo de la avenida. Cuando estuvimos a la misma altura, los pastores alemanes nos ignoraron no así la pitbull que se lanzó contra nosotros. Pero esta vez la cosa iba a ser diferente. Escuché que los dueños llamaban a la perra, sin que esta les haga el menor caso, cuando la perra intentó bajar la depresión que nos separaba, me detuve frente a ella, adopté una posición de enfrentamiento y con las corrreas de mi perro di dos golpes fuertes contra el suelo. La perra se paró en seco, y casi de inmediato se dio la vuelta tras de los pastores que habían intentado seguirla, pero rechazados por mi actitud volvían donde sus dueños. Los cretinos irresponsables deambulaban con tres perros grandes sin correas, completamente sueltos, uno de los cuales era un animal extremadamente peligroso bajo dichas condiciones.
  
Saben, estoy completamente convencido de que no existen malos perros, sino, malos dueños, o personas ignorantes que no entienden la manera correcta de educar a sus perros, aunque generalmente son simples tarugos a los que no les importa causar daños a terceros.

Como mencioné en un principio las claves para tener un perro equilibrado comienza por la empatía que debe existir entre el humano y su perro, es decir, el amor por un animal noble, pasa obviamente por el cumplimiento de sus responsabilidades, es decir, alimentarlo, darle un techo seguro y un lecho confortable, llevarlo a ejercitar es muy importante, establecer hábitos sobre la base de recompensas, y sobre todo tener paciencia, comprensión y tolerancia, resulta importante. Si tú cumples y respetas estas máximas se generará un principio de autoridad entre tú y tu perro; en la figura de la famosa calidad de líder alfa.

Bien, a lo largo de 35 años he conocido a perros leales y amistosos y perras hermosas y cariñosas. Las opiniones están basadas en mi experiencia, no me considero un experto, simplemente expongo mi criterio sobre la base del buen juicio y el respeto a la naturaleza. Son conceptos generales, los que planteo, pero que fácilmente pueden aplicarse a casos específicos. Espero que estas sugerencias puedan serles útiles. Ah, eso sí no deseo despedirme sin antes expresar mi sincero respeto para la gente que ama y respeta a sus perros, y por supuesto, muchos saludos a todos los canitos y canutos.

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