miércoles, 3 de octubre de 2012

El socialcristiano Rafael Correa.





Prácticamente desde el comienzo mismo del Gobierno de la Involución Ciudadana de Rafael Correa se inició un enfrentamiento verbal en el mercado político ecuatoriano, definitivamente con muchos matices ignaros y violentos. Por un lado,  la oposición política, los editorialistas de la prensa conservadora y los seguidores tanto de la tendencia conservadora, como del populismo no correísta; por otro, los incondicionales representantes del socialismo bolivariano capítulo Ecuador, los miembros del Partido Socialista Ecuatoriano, y en general, todos los incondicionales seguidores de Rafael Correa.

En este círculo vicioso de dimes y diretes, en los que ocasionalmente comadres y compadres se dicen las verdades ora socialistas bolivarianos, ora conservadores fascistas, ora populistas tránsfugas, se ha presentado un fenómeno poco afortunado que denuncia una realidad poco elegante de la sociedad política ecuatoriana. Si bien es cierto que las declaraciones y acciones ambiguas y contradictorias de Correa y su socialismo bolivariano, respecto de su identidad política,  en algo han colaborado para crear cierto ambiente de incertidumbre, no es menos cierto que si se analiza objetiva e imparcialmente los folclorismos, las actitudes y conductas del locuaz líder del socialismo del siglo XXI se lo puede definir ideológica y políticamente dentro de un intervalo de confianza bastante razonable.

Si se ha tenido tiempo para revisar las opiniones de los editorialistas de la prensa “correana” y “no correana”, de los declarados enemigos de Rafael Correa y los incondicionales aduladores del presidente ecuatoriano se puede observar una  irresponsable liviandad al momento de calificar ideológicamente a Correa; es así que mientras sus seguidores, aduladores y alcahuetes lo etiquetan de “socialista”, sus detractores, algunos ciertamente por desconocimiento, y otros por odio lo señalan como ora socialista, ora comunista, y casi inmediatamente como: fascista y nazi o nacionalsocialista. He ahí la notoria contradicción.

Ciertamente que una cosa es el sarcasmo inteligente o el libelo creativo e ingenioso, a través de la cual se puede denunciar las notorias contradicciones de ciertos curuchupas que se disfrazan de guevaristas por interés abyecto; y otra cosa muy diferente es prorrumpir en una marea licenciosa de calificativos simplemente por pretender causar daño o por seguir el sendero de la manada a la que se pertenece.

Fundamentalmente por historia, por doctrina, y por praxis, conocemos que el Socialismo y/o Comunismo son encarnizados enemigos del Conservadurismo aristocrático o mercantilista, y por ende, todas las formas de Fascismo. Por lo mismo, no se puede ser socialista y fascista, como tampoco se puede ser comunista y al mismo tiempo ultraconservador. Si bien es cierto que Socialismo y Fascismo se parecen en muchos aspectos, fundamentalmente negativos, no es menos cierto que, ambas corrientes guardan diferencias irreconciliables. Históricamente, partidarios de ambas doctrinas se han enfrentado en guerras fratricidas, en las que se han cometido terribles genocidios y crueles masacres. No hay que olvidar el odio sanguinario que se guardaban el franquismo fascista y los segmentos socialistas y comunistas de la República, durante la guerra civil española; ah, y el apoyo militar que Adolfo Hitler le dio al generalísimo Franco, con el holocausto de Guernica. Por lo mismo, demonizar a un personaje político tachándolo al mismo de “socialista, fascista, comunista y nazi”, demuestran ignorancia y en algunos casos detestable maldad.

Si ustedes comparan objetivamente el socialismo bolivariano original es decir, el de Hugo Chávez, con el socialismo bolivariano versión Ecuador, encontrarán muchas diferencias, eso se debe no tanto a la realidad de cada pueblo, sino, a las creencias y convicciones de los respectivos caudillos de ambas naciones. Mientras Chávez ha dado muestras más que suficientes de ser ciertamente un socialista; Correa, en cambio, ha mostrado muchas pruebas de no serlo.

Rafael Correa por formación, por orígenes, por educación, por ideología y por praxis: no es socialista, ni tampoco comunista. Si bien, él, se proclama a sí mismo como socialista ora del siglo 21, ora bolivariano, lo cierto es que sus actitudes y conductas se encuadran más bien dentro de la doctrina fascista; esto es fácilmente demostrable cuando recordamos que el propio Correa se ha catalogado como un ferviente cristiano versión católico, apostólico y romano, tendencia religiosa, que choca duramente con el dogma socialista de Karl Marx que califica a la Religión como “el opio de los pueblos”. Siendo que la religión católica ocupa un lugar predominante en el sistema fascista, entonces entendemos por qué el odio mutuo entre fascistas y comunistas. Por lo mismo Rafael Correa siendo un tradicional cristiano católico, nunca podría ser un socialista y/o comunista. Sin embargo, existe una doctrina conservadora en la cual, el político y burócrata Correa, encajaría perfectamente; esa tendencia es “el Socialcristianismo”.

El Socialcristiano es una corriente ideológica, política y religiosa proveniente del Conservadurismo. Si bien, pretende mantener distancias del Conservadurismo mercantilista o aristocrático, al incluir dogmas comunistas  o socialistas, mantiene en sus bases doctrinarias, principios cristianos, católicos, apostólicos y romanos, conservándolo unido inseparablemente al Conservadurismo tradicional. Por ejemplo, considera a Jesucristo, un revolucionario socialista, que supuestamente buscaba la igualdad entre todos; esa concepción, entre otras, dio como resultado la “Teología de la Liberación” a través de la cual los socialcristianos pretendían, conjugando doctrina religiosa católica y principios marxistas, promover  “la lucha de clases”, y enfrentar a la doctrina conservadora tradicional, pero sin cuestionar los dogmas católicos; lo cual redunda en un galimatías, pues, el socialismo cuestiona el idealismo religioso y promociona el materialismo dialéctico. El Socialcristianismo pretende la homogenización de los miembros de una sociedad en un mundo católico. Si bien cuestiona la avaricia y codicia del mercantilismo conservador, se somete al dogma absolutista religioso. Metafóricamente, es el pariente pobre y revolucionario de la familia Conservadora; o el adolescente malcriado al que no se le dio el juguete ansiado, es decir, es un conservador de clase económica pobre o media que anhela vivir el estilo de vida conservador oligarca. ¿Y los pobres? Solamente una excusa para acceder al poder totalitario.

En Política, la praxis generalmente no es consecuente con la doctrina, como el caso del Socialcristianismo ecuatoriano. El Partido Socialcristiano (PSC) del Ecuador es un ente político de tendencia conservadora inspirado original y teóricamente en la doctrina social de la Iglesia católica, pero con una agenda tradicionalista, es decir, el humanismo católico pero dentro de la concepción “Familia, Propiedad y Tradición”. Fundado por Camilo Ponce Enríquez y consolidado por León Febres Cordero, sus seguidores profesan y defienden la economía de mercado y la democracia cristiana. Ahora bien, si notamos la definición doctrinaria del Socialcristianismo ecuménico con la versión ecuatoriana, observamos que el PSC ecuatoriano, tiende a identificarse con el Conservadurismo mercantilista antes que con la doctrina del cristianismo social. Mientras los líderes del PSC ecuatoriano le dan prioridad al capitalismo financiero y al mercantilismo; el humanismo socialcristiano doctrinario promueve el “rol irrenunciable” del Estado a favor de los miembros de una sociedad, es decir, la preeminencia del burocratismo público, que en definitiva es lo que actualmente se está dando en el Ecuador con el Socialismo bolivariano, o del siglo XXI, estilo Correa.

Si consideramos y analizamos lo mencionado fácilmente podríamos decir que Rafael Correa es más socialcristiano que los propios miembros del PSC ecuatoriano. A las pruebas me remito, Rafael Correa, el líder del Gobierno de la Involución Ciudadana, no es, ni socialista, ni comunista, sino, un fiel y ferviente socialcristiano de pura cepa católica. Las evidencias están ahí y hablan por sí mismas.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario