Semanas
atrás miraba el debate entre Mitt Romney Y Barack Obama. Entonces el candidato
republicano durante uno de los espacios señaló que si llega a ser presidente
bajará los impuestos, y de inmediato empezó a cuestionar la propuesta de Obama
de subir los impuestos a los sectores sociales y económicos más acaudalados de
aquel país norteño; enseguida mencionó las supuestas quejas de algún amigo que
le habría dicho que le parecía injusto que el gobierno, en la forma de Obama,
castigase a las personas solo por ser “exitosas y triunfadoras”.
No
es la primera vez que escucho a los representantes del conservadurismo
mercantilista jactarse de ser “exitosos y triunfadores” y de paso quejarse por
tener que pagar impuestos. De hecho los hay en todos lados, en todos los
países, no por nada el conservadurismo es una tendencia mundial. El Ecuador no
podía ser la excepción. Alguna vez le escuché a una arpía emperifollada
vociferar que la culpa de las quiebras bancarias, se debían, no a los fraudes y
estafas de los “honestos” banqueros, sino, a la interferencia del Estado en los
negocios privados de la banca. “A los
pobres no hay que darles pescando, sino, hay que enseñarles a pescar”, es un
estribillo muy repetido en el ámbito social oligarca, claro, se abstienen de
decir que a pura legislación tramposa o incluso con brutal violencia se
apropiaron de los peces, la caña, los mares o lagunas, y hasta del derecho a
pescar. Recuerdo una entrevista en un canal conservador ecuatoriano, el
invitado era un banquero, en aquella entrevista que no era tal, pues más
parecía una tertulia planificada, en la que cada quien seguía un guión
preestablecido; el banquero cuestionaba la posibilidad de que los sectores sociales
pobres e indigentes no paguen impuesto a la renta; señalando muy suelto de
huesos que “todos debíamos pagar impuestos”, desde el oligarca más prepotente e
inmundamente rico hasta el más humilde de los ecuatorianos, porque, según aquel
desfachatado banquero, pagar impuestos le daba al individuo, la categoría de
“ciudadano” con todas los privilegios que aquello implicaba; es decir, un
hombre o mujer que no pagaba impuestos porque no tenía ni un centavo, no era un
ciudadano, sino, simplemente, un paria sin derechos, sin voz, ni voto. Según el
banquero, “exitoso y triunfador”, el valor de las personas se medía por el
dinero, ni siquiera por la cantidad de dinero que pagaban por concepto de
impuestos, sino, por la disponibilidad del dinero. “No importa que los pobres
paguen 1 centavo”, decía, “lo que importa es que paguen”, y añadía “que se
sientan parte del Estado, de la sociedad y que contribuyan con esos entes”. Obviamente
aquel banquero desconocía que todos los ecuatorianos directa o indirectamente
pagamos impuestos directos e indirectos, incluso los pobres; de hecho la
pobreza, la ignorancia y la insalubridad son infames impuestos que las mafias
oligarcas imponen a los que menos tienen, que, irónicamente son las mayorías.
Personalmente creo que la especulación codiciosa es uno de los negocio más oprobiosos que existen; adquirir los recursos de otros aprovechándose de su necesidad de vender para revenderlos a precios infamantes, apropiarse del trabajo esforzado de otros, y sacar pingües ganancias gracias a un monopolio o al tratamiento preferencial y mafioso que se recibe de una burocracia dorada corrupta es simplemente inmoral, aunque sea asquerosamente legal. Por lo mismo que venga un tipo amoral, pero, “exitoso y triunfador”, que conoce mucho sobre lo que es la “especulación financiera” a pretender darnos cátedra de moral, o a decirnos que debemos o no debemos hacer, es simplemente inaceptable.
Personalmente creo que la especulación codiciosa es uno de los negocio más oprobiosos que existen; adquirir los recursos de otros aprovechándose de su necesidad de vender para revenderlos a precios infamantes, apropiarse del trabajo esforzado de otros, y sacar pingües ganancias gracias a un monopolio o al tratamiento preferencial y mafioso que se recibe de una burocracia dorada corrupta es simplemente inmoral, aunque sea asquerosamente legal. Por lo mismo que venga un tipo amoral, pero, “exitoso y triunfador”, que conoce mucho sobre lo que es la “especulación financiera” a pretender darnos cátedra de moral, o a decirnos que debemos o no debemos hacer, es simplemente inaceptable.
Francamente,
resulta el colmo, escuchar a aquellos que han conseguido un nivel de vida
opulento gracias a su carencia absoluta de escrúpulos y a un sistema corrupto, monopólico,
injusto, brutal, codicioso, quejarse porque supuestamente se los castiga con
los impuestos por ser: “triunfadores y exitosos”. ¿Acaso estos personajes
“célebres y famosos” no se dan cuenta que los impuestos son el derecho de piso
que el sistema espurio les cobra precisamente por permitirles hacerlo que les
viene en gana? ¿Acaso no se dan cuenta que es precisamente ese sistema inmoral,
brutal, terrorista, y monopólico el que permite que pueden vivir en la extrema
opulencia, emulando a los reyezuelos totalitarios de la antigüedad? De verás
que hay que ser supinamente sinvergüenzas para quejarse de un sistema gracias
al cual gente muy pero muy común y
corriente, mas extremadamente taimada y tramposa, pueden llevar, calidades de vida,
extremadamente holgadas, mientras se quejan de esos “fracasados y vencidos”,
sin cuya expoliación, esclavitud y explotación sería imposible mantener sus
estilos de vida “exitosos y triunfadores”. ¡Qué poca madre!
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