martes, 30 de octubre de 2012

George Carlin.


En alguna ocasión llegó a mis oídos una sentencia muy sabia, decía más o menos lo siguiente: “si vas a decirle a la gente, la verdad, será mejor que les hagas reír, de lo contrario te pueden matar”. Sin duda esa expresión veraz demuestra el terror que la gente común y corriente siente por la verdad. Lo cierto es que en este mundo social de porquería abundan los granujas cobardes y brutales que disfrutan viviendo en la mentira, y que están dispuestos a cometer cualquier bribonería por impía que sea con tal de mantener intocable aquel sistema impúdico que tanta algazara les genera. No pueden soportar la verdad, tanto que, están dispuestos a ignorarla, esconderla o disfrazarla. Se acostumbraron a vivir en la mentira, de manera que cualquier denuncia contra ésa, los escandaliza, convirtiéndolos a veces en bestias poseídas dispuestas a desgarrar todo aquello que ponga en riesgo la montaña de falacias y patrañas que reguló sus acomplejadas vidas.
 
Pero, afortunadamente, por un millón de imbéciles que pretenden imponer sus versiones torcidas y sectarias de la realidad, aparece por lo menos un hombre sabio, valiente y honesto, dispuesto a decir lo que piensa libremente. Ciertamente es una trágica realidad, aunque cierta; decir la verdad es un riesgo, pues ora las bestias elitistas que gobiernan este mundo, ora las manadas ignaras y sanguinarias que las obedecen ciegamente, detestan tanto a la verdad, como a los pocos hombres que se atreven a comentarlas. Cuestionados por la mojigatería santurrona, injuriados por la hipocresía cobarde, satanizados por la beatería impúdica, esos pocos, pero respetables hombres que en el mundo han sido, son y serán, dicen lo que tienen que decir, porque así lo han decidido ellos. No conocen de tabúes, ni complejos, ni amaneradas caballerosidades; llaman a las cosas tal como son y no se arrepienten de haberlo dicho. Los ha habido en todas las épocas de la historia humana; demasiados han pagado con su vida el atrevimiento de calificar con expresiones justicieras a un miembro distinguido, ora de la aristocracia, ora del poder religioso, ora del corporativismo totalitario, ora del belicismo sanguinario. Torturados, perseguidos, asesinados, menospreciados, ignorados, aislados, y sin embargo, aquella especie, que siempre está en peligro de extinción, reaparece, cuál honorable ave fénix, generación tras generación, para infortunio y furia de las depravadas fuerzas totalitarias del ancestral sistema social, económico, político y religioso. Verdaderos íconos de la libertad de expresión universal, jamás los verás comentando en los platós de los medios corporativos comerciales, donde la verdad está vedada. Y sin embargo, la clarividencia, la audacia y creatividad de estos hombres diferentes les permiten llegar a más de un miembro de la sociedad con sus protestas mordaces, denuncias sociales, y sus críticas certeras a toda forma de violencia, venga de donde venga. Uno de esos hombres, fue el comediante y actor estadounidense George Carlin.

El irreverente actor llegó a adquirir fama de raíz de uno de sus ya clásicos monólogos, “las siete palabras que no puedes decir en televisión”. ** Shit, Piss, Fuck, Cunt, Cocksucker, Motherfucker, and Tits. **. Según Carlin, no existen palabras malas, las palabras solamente son palabras y nada más; expresan ideas, acciones, emociones, sentimientos, opiniones, intenciones, por lo mismo, las palabras no son las malas; lo son, las intenciones, los sentimientos, los intereses. Pero, Carlin, cuestiona además la hipocresía de la sociedad, critica el puritanismo de esa gama homogénea de cabrones que suelen presentarse ante la sociedad como la crema y nata de las buenas costumbres cuando en la realidad, ya en su pútrida intimidad, despotrican groserías de cantina inmunda o peor todavía llevan a la práctica las depravaciones más inmorales y brutales, algunas de las cuales probablemente sean imposibles de expresarse con palabras. Si bien es cierto que “las siete palabras” lo catapultaron a la fama, también le costaron la represión del sistema y la intolerancia de un segmento de sociedad fanática.

Pues sí, George Carlin fue un verdadero antihéroe gringo. Un tipo que apreciaba las cosas buenas de su País, pero que no tenía problemas en cuestionar las aberraciones y salvajadas cometidas por las mafias plutocráticas, toleradas y alcahueteadas por una sociedad apática y consumista, indiferente a las masacres perpetradas por los patriotas belicosos, allende, mares y tierras; chusma acomodada indiferente al terrorismo de Estado, pero, ansiosa por contar con una gasolina barata, sin que importe el origen sanguinario de aquel petróleo refinado. Si había algo incómodo que decir Carlin lo decía. Si había un mito por desmitificar ahí estaba el honesto irreligioso, usando el humor sarcástico para denunciar las barbaridades y estupideces de un montón de dizque humanos, no muy diferentes a sus ancestros que vivieron en las arcaicas cavernas, con la diferencia que los actuales viven en lujosos apartamentos, devoran comida prefabricada y fingen importancia usando religiosamente sus celulares y demás dispositivos electrónicos a través de los cuales las mafias corporativas los controlan fácilmente.

En este mundo hay quienes se atreven a decir la verdad despreciando el terrorismo corporativo, estatal o fundamentalista: algunos lo hacen a través de la literatura, hay quienes a través del verbo, son frontales y directos; otros optan por las metáforas; pero algunos prefieren recurrir a la máxima, “si vas a decirle a la gente, la verdad, será mejor que les hagas reír, de lo contrario te pueden matar”, a este último grupo perteneció el ingenioso y talentoso librepensador George Carlin, sin duda un verdadero  ícono de la Libertad de expresión.
    


    

lunes, 29 de octubre de 2012

24 preguntas que deberías hacer a los candidatos presidenciales: Ecuador 2013


                     I.             ¿Qué opina del caudillismo político y del sistema mafioso de partidos y movimientos políticos que tiranizan los escenarios políticos y electorales?

                  II.            ¿Qué regulaciones implementaría o promocionaría para que los fraudes electorales no se den nunca más en las elecciones ecuatorianas?

                III.            La Historia ecuatoriana nos ha demostrado que en demasiadas oportunidades un personaje corrompido a base de engaños, fraudes, demagogia y trampas han llegado a ocupar y deshonrar el Palacio de Carondelet; si usted llegase a la presidencia, ¿qué reformas políticas y jurídicas impulsaría, de manera que, el propio sistema político se auto-depure y destituya a ese personaje ignominioso; para, de esa manera, se evite al  Pueblo Ecuatoriano asumir los peligros que conllevan salir a las calles a destronar al tiranuelo constitucional,  a través de un golpe de Estado? 
  
               IV.            ¿Está usted de acuerdo con que personajes engañosos que otrora violaron descaradamente la Constitución Política del Ecuador y traicionaron al Pueblo Ecuatoriano puedan ser candidatos a la presidencia?

                 V.            ¿Qué opina de aquellos inmorales tránsfugas que, en función de sus apetitos libidinosos, se cambian de partido político, para servir al caudillo prepotente de turno en el poder?; y ¿si usted llegase a ser presidente, adoptaría en su gobierno a semejantes patriotas?

               VI.            ¿En su opinión, los derechos y garantías del individuo están por debajo de los derechos y garantías de los gremios, clubes empresariales, elites sociales racistas, comunidades y sociedad en general; o en su juicio, la voluntad de un hombre vale tanto como la de una colectividad o grupo social? 

             VII.            ¿Qué es el Estado?: ¿acaso las instituciones públicas, la sociedad, la legislación general y específica que regula al País, la burocracia pública, la idiosincrasia, los límites territoriales, el individuo, los intereses de grupo, las etnias, los idiomas nativos, la cultura, el conjunto de éstos; cuál es prioritario, qué define su prioridad?

           VIII.            ¿Cuál es su opinión sobre la llamada “majestad de la presidencia? ¿Cree que el presidente está por encima de los ciudadanos?

                IX.            ¿Qué opina sobre el socialismo y el comunismo?, si se siente identificado con esos modelos, diga, ¿en qué país el socialismo y comunismo ha solucionado digna y justamente los problemas sociales?

                  X.            ¿Qué opina de las corporaciones internacionales ansiosas por venir a invertir en el Ecuador, pero bajo condiciones privilegiadas, como por ejemplo: utilidades garantizadas, costosos reajustes contractuales, amortizaciones sobredimensionadas; en fin, todos aquellos privilegios bochornosos de los que suelen beneficiarse las codiciosas transnacionales en las populares “Banana’s Republic”?

                XI.            ¿Cree usted que la solución de los problemas económicos de los ecuatorianos pobres pasen por permitir que las corporaciones multinacionales ingresen al País libres de cualquier tipo de control, como sucede en países tercermundistas; realmente cree usted que la inversión extranjera, generalmente extractivista, especuladora  y expoliadora, permitirá que los ecuatorianos pobres puedan acceder a buena calidad de vida? ¿Si es así, conoce usted algún país, donde aquel milagro haya sucedido?

              XII.            ¿Qué opina del modelo conservador mercantilista, especulador y financiero?; si no está de acuerdo con aquel, ¿cuál es el modelo que implementaría?

            XIII.            ¿Está usted de acuerdo con la contaminante minería a cielo abierto?; ¿sabía que dicha explotación es privilegio de corporaciones internacionales monopólicas?

           XIV.            ¿Conoce el caso “Texaco-Chevron”, y la sentencia que recibió aquella trasnacional por la contaminación ambiental en el oriente ecuatoriano; qué opina al respecto?

             XV.            ¿Está de acuerdo con que los últimos bosques vírgenes ecuatorianos sigan siendo talados por las corporaciones madereras? 
      
           XVI.            ¿Qué opina sobre el proyecto “Yasuní”, y la manipulación que a este tema, le ha dado el Gobierno de Rafael Correa? (A Correa habría que preguntarle por qué lo ha hecho)

         XVII.            ¿Está de acuerdo con que los pueblos nativos o propios de una determinada región sean quiénes autoricen la explotación racional de los recursos de aquella zona?; o, ¿está de acuerdo con lo que manda la actual Constitución aprobada en Montecristi que delega esa potestad a los burócratas y funcionarios públicos?

       XVIII.            ¿Tachará usted como “subversivos, terroristas o saboteadores” a todos aquellas personas que frontal, lícita, y públicamente critiquen aquellas decisiones gubernamentales con las que no estén de acuerdo, tal como lo ha hecho el Gobierno de Rafael Correa? (A Correa habrá que preguntarle si seguirá haciéndolo) 
    
           XIX.            ¿Si gana la presidencia, utilizará las estratagemas fascistas implementadas por el actual presidente Rafael Correa para mantener niveles de popularidad? (En el caso de Correa, no hay necesidad de hacer la pregunta)

             XX.            ¿Está de acuerdo con que una persona que expulsó una injuria o cometió un exabrupto verbal contra otra persona pueda ser demandada por miles, decenas de miles, centenas de miles o millones de dólares, y que adicionalmente pueda ser encarcelada por uno o más años, por aquel delito?; si no está de acuerdo, ¿qué opción punitiva plantearía?

           XXI.            ¿Qué hará con la Constitución fascista de Montecristi, la conservará tal como se encuentre vigente a la fecha de su posesión,  la reformará eliminando las partes totalitarias y sectarias, o llamará a una reinvención del agua tibia y/o refundación constitucional?

         XXII.            ¿Qué opina de los servicios mediocres y caros que la Corporación pública de Telecomunicaciones ofrece a los ecuatorianos? ¿Qué hará para mejorar, ostensiblemente, el servicio de Internet, y para que la mayoría de ecuatorianos cuente con ese servicio básico?

       XXIII.            ¿Está de acuerdo con regular la libertad de expresión en Internet, y de implantar un sistema totalitario de control en la red virtual que proteja los intereses mercantilistas y monopólicos de las corporaciones mundiales?

      XXIV.            Y finalmente, si usted no cumple con todos aquellos ofrecimientos justos y razonables que hizo al Pueblo Ecuatoriano en campaña, y en cambio, se vende a los intereses de las oligarquías conservadoras; ¿qué sugiere debería hacer el Pueblo, contra semejante ruin canalla y vil mentiroso?

viernes, 26 de octubre de 2012

Sobre la relativa popularidad de Rafael Correa.

Hace poco más de un mes subí un video en el que desarrollaba las razones por las cuales, en mi opinión, Rafael Correa, había llegado a la Presidencia del Ecuador. Pero, ¿cuáles son las razones que han coadyuvado para que el Gobierno de la Involución Ciudadana se mantenga por alrededor de 6 años, a diferencia de sus inmediatos antecesores?; sobre todo considerando que el Gobierno de Correa, en algunos aspectos, se parece  a las tres administraciones anteriores, que, a través de golpes de Estado fueron expulsadas del Poder.

Efectivamente, el pueblo cansado de la mentira, el engaño, la corrupción, el nepotismo, y la violencia de los políticos enquistados en el poder, se levantó, ora contra Abdalá Bucaram en 1997, ora contra Jamil Mahuad en 2000, ora contra Lucio Gutiérrez en 2005. La tendencia social golpista iniciada en la última década del siglo XX, le dio al País cierta reputación a nivel internacional. Pero, ésta tendencia a botar gobiernos, corrompidos e ineptos, se rompió a raíz de la presidencia de Rafael Correa, que asumiendo el poder en 2006 se ha mantenido hasta el 2012. Aunque, el Gobierno de Correa tampoco ha estado libre de  los peligros del golpismo, como en el episodio bochornoso y brutal del 30 de septiembre del 2010, con la rebelión policial.

Por la forma en que se ha conducido el gobierno de Correa resulta evidente que los líderes de los llamados “socialistas bolivarianos” tenían preparada una agenda desde que iniciaron el proyecto de toma del poder; está visto que habían considerado tanto la realidad presente del País, como también los antecedentes políticos, económicos e históricos mediatos, y está claro que sobre esa base los miembros del buró principal trazaron un plan para enfrentar cualquier vicisitud que pudiera poner en riesgo su continuidad en el poder. Posiblemente detectaron, entre otros aspectos fundamentales, la necesidad indefectible de mantener altos niveles de popularidad y de aceptación en el pueblo ecuatoriano, así como también lo trascendental que resultaba el copar con miembros de Alianza País, partido de gobierno, y sus serviles aliados, si no todas, sí, las más importantes instituciones públicas, principalmente las de legislación, judiciales, las de control, y electorales, de manera que las decisiones de estos entes no afectaran las acciones u omisiones, especialmente escandalosas del Gobierno de Correa. Para eso se creó la Constitución de Montecristi, para sacramentar el fascismo bolivariano.

Una de las estrategias que Correa utilizó para ganar las elecciones del 2006 fue la de atacar duramente la corrupción y terrorismo de la anquilosada mafia política ecuatoriana. Conocedor del desprecio y repudio que la mayoría de ecuatorianos sentía tanto por la clase política tradicional conservadora y populista, como por su entorno económico y social; Correa canalizó esa indignación a favor suyo, con resultados exitosos; es decir, la gente harta de los mismos curuchupas y populistas que período tras período se turnaban en el poder, decidieron darle una oportunidad al locuaz ex ministro de economía de Alfredo Palacio. (Correa, el político, no se  creó por generación espontánea, sino que fue la punta visible del iceberg, de grupos de tendencia fascista moderada, vinculados con la católica “teología de la Liberación”).  Esa misma estrategia que le sirvió de mucho para ganar las elecciones, la ha usado para sostenerse en el poder. La corrupción de la tendencia conservadora tradicionalista, que inició el primer día en que los chapetones ecuatorianos impusieron como presidente del Ecuador al mercenario analfabeto venezolano Juan José Flores, y que se extendió hasta nuestros días, es un factor determinante a considerar si se desea entender por qué Correa a pesar de su gobierno generalmente mediocre, descaradamente incompetente y saturado de escándalos de corrupción, ha mantenido niveles de popularidad que no corresponden a la condición paupérrima de la gestión pública del fascismo bolivariano. La corrupción de aproximadamente 182 años de conservadurismo tradicionalista ha sido la excusa para soslayar, esconder o encubrir los notorios episodios de corrupción y la probada incompetencia de los burócratas de Alianza País. Siempre que ha habido un escándalo de corrupción que ha salpicado y sacudido ferozmente las estructuras mismas del Gobierno de Correa, los sátrapas y progres bolivarianos, se han apresurado con verbosidades canallescas a  menospreciar tales denuncias, tachándolas de maliciosas y tendenciosas; en lugar de explicar el por qué no se impidió determinado latrocinio o estafa, los progres bolivarianos arremeten contra quien realizó la denuncia. Vociferan que se va a investigar hasta las últimas consecuencias, porque saben perfectamente que la corrupción del sistema se encargará de garantizar la impunidad para sus camaradas polutos; además siempre se puede imputar las denuncias a las venganzas de la arcaica partidocracia, o al fundamentalismo del imperialismo capitalista. A través de artimañas groseras, como el nombramiento de “comisiones de la verdad” se han dicho verdades a medias, en tanto se encubrían certezas vergonzosas e incómodas. Tan repugnante se ha vuelto el enfrentamiento político, entre el viejo conservadurismo y la nueva partidocracia, que éste, ha adquirido el matiz de una especie de competencia espuria en la que los contrincantes se miden el largo y ancho de sus respectivos “rabos de paja”; obviamente que, 176 años de corrupción conservadora y populista son muchísimo más notorios que 6 años de fascismo bolivariano. Lo cierto es que, sin el discurso profesional, en el que se censura la corrupción de los gobiernos conservadores y populistas de antaño, Correa no podría mantener los niveles de popularidad con los que cuenta; es decir, podríamos concluir que, una de las bases sobre las que se asienta el Gobierno de la Involución Ciudadana, es el discurso demagógico en contra de la decrépita partidocracia conservadora. La incompetencia, corrupción, derroche de recursos, irresponsabilidad, y demás actos oprobiosos del Gobierno de Alianza País son imputados con absoluta ligereza a los gobiernos y dictaduras del pasado.

Por otro lado, no cabe duda que Correa tomó varias decisiones que lo volvieron popular, sobre todo al inicio de su gobierno, por ejemplo: rescindió el convenio de la base de Manta, que garantizaba el uso de aquellos recursos ecuatorianos a fuerzas armadas de otro país, en este caso, los Estados Unidos de Norteamérica, convenio firmado y ratificado por gobiernos conservadores anteriores, por cierto, sin la autorización del Congreso de la República, y sin consultar al Pueblo del Ecuador; rechazó las presiones de los grupos económicos empresariales, principalmente exportadores y financieros, es decir lo más representativo del conservadurismo tradicionalista, que le exigían, a rajatabla, la firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, especuló con relativo éxito en los mercados internacionales, de manera secreta, con Deuda Externa ecuatoriana, consiguiendo importantes descuentos y ahorros para el País, aunque años antes de tomada esa decisión se dio el escándalo, en el que se vio involucrado su actual canciller Patiño, filmado en un hotel céntrico de Quito conversando animadamente con especuladores  internacionales de bonos y papeles fiduciarios, hecho que quedó en la impunidad; otro aspecto que le granjeó simpatías  fue su negativa a recurrir a los organismos de crédito internacionales vinculados con el conservadurismo mundial, como el Fondo Monetario Internacional, entidad siniestra y nefasta para América Latina; aunque para buscar financiamiento vendió anticipadamente petróleo a China, en una forma de préstamo, lo demuestran los intereses que el País debe pagar por concepto de intereses, por cierto no muy frugales. Incautó, varios cientos de bienes, valores y propiedades a la banca privada que saqueó al País a finales del siglo XX. A través de estas decisiones, Correa, logró crearse una imagen relativamente diferente de las vergonzosas y siniestras caretas de los caudillos de los gobiernos anteriores que, en cambio, demostraron infame servilismo ante los enviciados intereses internos y externos; aquello, le permitió fundamentar el discurso de que era diferente a los demás políticos corrompidos que habían asolado al País.

Pero, cuando miras las tres o cuatro decisiones acertadas, correctas y necesarias tomadas por Correa, pero, entonces recuerdas los escándalos de los contratos millonarios otorgados a Fabricio Correa, hermano del presidente ecuatoriano; los nuevos hospitales y universidades promocionadas hasta el cansancio pero que no aparecen por ningún lado; los costos reales de las carreteras re-pavimentadas por las cuales los ecuatorianos pagan peaje; las descaradas declaratorias de emergencias, a través de las cuales los burócratas del Gobierno de la Involución Ciudadana se saltaron normas públicas de control interno; la represión en Macas y Dayuma, etc., etc., etc., cuando recuerdas lo anterior, inevitablemente te vienen una serie de dudas respecto de las verdaderas intenciones que motivaron a los fascistas bolivarianos a tomar las tres o cuatro decisiones acertadas que tanta popularidad le generaron. Verán, si se hace un análisis amplio, objetivo y concienzudo, puedes desarrollar algunas reflexiones que explicarían por qué se tomaron determinadas decisiones por demás necesarias, aceptables y recomendables; la clave radica en que éstas, no se tomaron por principios, o sanas creencias morales, sino, por intereses demagógicos, populistas y electoreros. A través de estas decisiones, que en realidad serían maquiavélicas, los gobiernos déspotas crean una imagen de redentores que les permiten consolidarse en el poder, y poco a poco van instaurando las medidas totalitarias con la aquiescencia y el apoyo de los propios miembros de la sociedad, que, increíblemente justifican su palurda aceptación, con el infame adagio “no importa que robe, con tal de que haga obra”, o “los otros eran peores”, y así van dejando hacer y van dejando pasar tropelías que jamás habrían tolerado a gobiernos corruptos del pasado.
   
La maquinaria publicitaria del Gobierno de Correa ha sido una de las herramientas más voraces y que más estragos ha causado en la mente del pueblo ecuatoriano. Nunca antes se había visto campañas tan repetitivas y redundantes. La publicidad fascista ha sido, sin duda, el principal mecanismo a través del cual Correa ha vendido al pueblo ecuatoriano la idea de que su gobierno es diferente al de los demás. Prácticamente se puede decir que Rafael Correa no dejó de hacer campaña electoral desde que fue ministro de Economía durante la dictadura constitucional de Alfredo Palacio hasta la fecha  que ostenta la presidencia ecuatoriana. Ha recorrido una y otra vez el oriente, la serranía, y la costa ecuatoriana promocionando lo supuestamente magnífico que es el Gobierno del socialismo bolivariano. Excusas para mítines han sobrado, “gabinetes itinerantes” les llaman, unos más costosos que otros. Pretextos no han faltado para levantar tarimas, donde emulando alternativamente a Velasco Ibarra o a Bucaram, o a ambos a la vez, donde los socialistas bolivarianos frenéticamente han cantado y bailado, a veces acompañados por pintorescos cantarines que vocalizan disolutamente la palabra “libertad”, aunque apoyen a un gobierno fascista que no cree en los derechos individuales de las personas. Tampoco han faltado las multimillonarias campañas promocionales, radiales y televisivas, en las que simultáneamente se sobredimensionan las obras de su gobierno y se idolatra su imagen al más típico estilo fascista; por supuesto también, están los sabatinos enlaces presidenciales copias de las repetitivas verborreas propagandísticas del presidente venezolano Hugo Chávez; en los cuales por alrededor de tres horas, el camarada presidente, dice lo que le viene en gana.

Pero, la publicidad gubernamental, las concentraciones políticas y el incondicionalismo de un  grupo de medios de comunicación oficialistas no solamente le han servido para crear una imagen positiva de su gobierno, sino, además, para enfrentar las arremetidas de los medios de comunicación vinculados con el sector oligárquico conservador; algunos de los cuales literalmente iniciaron una campaña opositora al gobierno de Correa, aunque contradictoriamente se califican a sí mismos como medios “libres e independientes”, cliché que repercute en su propia contra pues es notoria la animadversión que sienten fundamentalmente por Correa, particularidad que no es pasada por alto por muchos sectores de la sociedad ecuatoriana. Para enfrentar a la prensa conservadora, Correa, con el discurso de que recuperaría los dineros hurtados y estafados al pueblo ecuatoriano por los banqueros que casi destruyeron al  País durante el Gobierno del conservador Mahuad, procedió a incautar las propiedades y recursos de la banca financiera quebrada. Y en efecto así lo hizo; se incautaron cientos de empresas; entre éstas, varios canales de televisión y un periódico de cobertura nacional. Aquellos medios le sirvieron a Correa para contarle al País los supuestos triunfos de su administración, para crear opinión pública favorable al locuaz líder del fascismo bolivariano, para atacar a la partidocracia opositora a su régimen, pero fundamentalmente, para iniciar una guerra de dimes y diretes con la prensa conservadora opositora. De dicho pleito, Correa, ha salido victorioso, en parte porque la ciudadanía vincula a esos negocios de la comunicación con los grupos políticos y económicos que antaño destrozaron y saquearon el País, y también por la carencia de ética de algunos miembros de aquellos medios que literalmente se han convertido en activista políticos disfrazados de periodistas, característica que tampoco ha sido soslayada por el pueblo ecuatoriano, y que oportunistamente, ha sido explotada por Correa en su favor; hasta el punto que se podría decir que, al igual que en el caso de la partidocracia tradicionalista, la prensa conservadora se ha convertido en otro de los pilares fundamentales sobre los cuales descansa la popularidad de Rafael Correa.

Luego está el tema de la situación económica del País; no cabe duda que muchas personas han mejorado su situación económica de manera radical, sobre todo aquellos que directa o indirectamente están vinculados o relacionados con el Gobierno de Alianza País. Pero también hay quienes, disponiendo de un capital moderado, o de un negocio en marcha, gracias a la Dolarización, sí a la Dolarización tan satanizada y repudiada por Rafael Correa y sus sátrapas, han conseguido mejorar su calidad de vida y ampliar el rango de sus negocios. Esta relativa bonanza, como mencioné, se debe en gran parte a la estabilidad monetaria que garantizó la Dolarización, pero también a los cuantiosos ingresos petroleros, fruto del incremento considerable del precio del barril de petróleo a nivel internacional. Irónicamente, los dos principales aspectos positivos de la economía durante los seis años del Gobierno de la Involución Ciudadana, nada tienen que ver con las decisiones tomadas por Correa y sus sátrapas. Alguna vez le decía a un conocido que si me demostraba que Correa era el responsable del alto nivel de los precios del petróleo, Yo reconocería que Correa era un buen presidente; como es obvio el silencio fue la respuesta de aquel incauto seguidor del fascismo bolivariano. Es notorio que el Gobierno de Correa se ha imputado injustamente los éxitos, logros y ventajas ofrecidas por la Dolarización; es indudable también que los altos precios del petróleo han beneficiado a su gobierno pues, ha contado con muchísimos más recursos que varios gobiernos del pasado consolidados. La realidad de contar con más dineros por situaciones exógenas, ha sido manipulada por los fascistas bolivarianos que a través de campañas millonarias han vendido al pueblo ecuatoriano el cuento que “el actual gobierno ha invertido muchos más recursos que los gobiernos del pasado”. Campaña engañosa que también le ha servido para ganar prosélitos y mantener popularidad.

 Supuestamente recurriendo a políticas Keynesianas, Correa, con los abundantes recursos que otros gobiernos jamás tuvieron, optó por inflar el tamaño del Estado, fomentando el corporativismo burocrático, con lo cual incrementó el número de burócratas públicos y por lo mismo infló el gasto público. Ahora bien, si gastas más, debes producir más, para que la ecuación se equilibre, pues de lo contrario, te enfrentas a un serio desequilibrio macroeconómico, es decir, si aumentas el gasto corriente, pero no produces más bienes y servicios, se te viene encima la inflación, es decir suben los precios, y baja la capacidad de compra de los salarios. Esto último es lo que ha sucedido durante los seis años del Gobierno de Correa, y si no se ha producido un serio relajo ha sido por la Dolarización y por los dólares del petróleo. A pesar de contar con más de cien mil millones de  dólares ($100.000.000.000.00) durante los seis años del llamado “socialismo del siglo 21”, Correa poco o nada ha hecho para reactivar o impulsar el aparato productivo nacional, que es el que realmente genera riqueza y crea puestos de trabajo a largo plazo.

Dos de las pruebas que demuestran fehacientemente la realidad económica del País y el fracaso del Gobierno de Correa, están, por un lado, en el número creciente de los beneficiarios del bono de la miseria, cada año; y por otro, en las enormes utilidades obtenidas por la banca financiera privada; es decir, durante los años que ha gobernado el fascismo bolivariano, los pobres son más pobres y los ricos son más ricos.

Claro que siempre se puede encubrir verdades como las citadas anteriormente con campañas publicitarias demagógicas y nacionalistas; después de todo como decía el social-nacionalista Joseph  Goebbels, jefe de propaganda del nazi Adolfo Hitler: “una mentira repetida miles de veces termina volviéndose una verdad”. Sin duda que el infame demagogo sabía lo que decía. ¡Ah, si tan solo con propaganda basura se pudiese alimentar al hambriento y saciar al sediento, curar al enfermo, o vestir al harapiento!; pero, en el mundo real, las cosas no funcionan así. Mas, al final las mentiras son mentiras y tarde o temprano se descubren; pues como dicen por ahí: “más rápido cae el mentiroso que el ladrón”; aunque, ciertamente, la mentira es una forma de robo.

En fin, he ahí, algunas del razones del por qué, el locuaz líder del Gobierno de la Involución Ciudadana se ha mantenido, dentro de un rango de altibajos, con relativos niveles de popularidad. Pues bien, dadas las pruebas palmarias solo me resta decir: sean ustedes quienes saquen sus propias conclusiones.


 

jueves, 25 de octubre de 2012

El gamonal "exitoso y triunfador".



Semanas atrás miraba el debate entre Mitt Romney Y Barack Obama. Entonces el candidato republicano durante uno de los espacios señaló que si llega a ser presidente bajará los impuestos, y de inmediato empezó a cuestionar la propuesta de Obama de subir los impuestos a los sectores sociales y económicos más acaudalados de aquel país norteño; enseguida mencionó las supuestas quejas de algún amigo que le habría dicho que le parecía injusto que el gobierno, en la forma de Obama, castigase a las personas solo por ser “exitosas y triunfadoras”.

No es la primera vez que escucho a los representantes del conservadurismo mercantilista jactarse de ser “exitosos y triunfadores” y de paso quejarse por tener que pagar impuestos. De hecho los hay en todos lados, en todos los países, no por nada el conservadurismo es una tendencia mundial. El Ecuador no podía ser la excepción. Alguna vez le escuché a una arpía emperifollada vociferar que la culpa de las quiebras bancarias, se debían, no a los fraudes y estafas de los “honestos” banqueros, sino, a la interferencia del Estado en los negocios privados de la banca. “A  los pobres no hay que darles pescando, sino, hay que enseñarles a pescar”, es un estribillo muy repetido en el ámbito social oligarca, claro, se abstienen de decir que a pura legislación tramposa o incluso con brutal violencia se apropiaron de los peces, la caña, los mares o lagunas, y hasta del derecho a pescar. Recuerdo una entrevista en un canal conservador ecuatoriano, el invitado era un banquero, en aquella entrevista que no era tal, pues más parecía una tertulia planificada, en la que cada quien seguía un guión preestablecido; el banquero cuestionaba la posibilidad de que los sectores sociales pobres e indigentes no paguen impuesto a la renta; señalando muy suelto de huesos que “todos debíamos pagar impuestos”, desde el oligarca más prepotente e inmundamente rico hasta el más humilde de los ecuatorianos, porque, según aquel desfachatado banquero, pagar impuestos le daba al individuo, la categoría de “ciudadano” con todas los privilegios que aquello implicaba; es decir, un hombre o mujer que no pagaba impuestos porque no tenía ni un centavo, no era un ciudadano, sino, simplemente, un paria sin derechos, sin voz, ni voto. Según el banquero, “exitoso y triunfador”, el valor de las personas se medía por el dinero, ni siquiera por la cantidad de dinero que pagaban por concepto de impuestos, sino, por la disponibilidad del dinero. “No importa que los pobres paguen 1 centavo”, decía, “lo que importa es que paguen”, y añadía “que se sientan parte del Estado, de la sociedad y que contribuyan con esos entes”. Obviamente aquel banquero desconocía que todos los ecuatorianos directa o indirectamente pagamos impuestos directos e indirectos, incluso los pobres; de hecho la pobreza, la ignorancia y la insalubridad son infames impuestos que las mafias oligarcas imponen a los que menos tienen, que, irónicamente son las mayorías. 

Personalmente creo que la especulación codiciosa es uno de los negocio más oprobiosos que existen; adquirir los recursos de otros aprovechándose de su necesidad de vender para revenderlos a precios infamantes, apropiarse del trabajo esforzado de otros, y sacar pingües ganancias gracias a un monopolio o al tratamiento preferencial y mafioso que se recibe de una burocracia dorada corrupta es simplemente inmoral, aunque sea asquerosamente legal. Por lo mismo que venga un tipo amoral, pero, “exitoso y triunfador”, que conoce mucho sobre lo que es la “especulación financiera” a pretender darnos cátedra de moral, o a decirnos que debemos o no debemos hacer, es simplemente inaceptable.

Francamente, resulta el colmo, escuchar a aquellos que han conseguido un nivel de vida opulento gracias a su carencia absoluta de escrúpulos y a un sistema corrupto, monopólico, injusto, brutal, codicioso, quejarse porque supuestamente se los castiga con los impuestos por ser: “triunfadores y exitosos”. ¿Acaso estos personajes “célebres y famosos” no se dan cuenta que los impuestos son el derecho de piso que el sistema espurio les cobra precisamente por permitirles hacerlo que les viene en gana? ¿Acaso no se dan cuenta que es precisamente ese sistema inmoral, brutal, terrorista, y monopólico el que permite que pueden vivir en la extrema opulencia, emulando a los reyezuelos totalitarios de la antigüedad? De verás que hay que ser supinamente sinvergüenzas para quejarse de un sistema gracias al cual gente muy  pero muy común y corriente, mas extremadamente taimada y tramposa, pueden llevar, calidades de vida, extremadamente holgadas, mientras se quejan de esos “fracasados y vencidos”, sin cuya expoliación, esclavitud y explotación sería imposible mantener sus estilos de vida “exitosos y triunfadores”. ¡Qué poca madre!

domingo, 21 de octubre de 2012

Elecciones Ecuador. 2013. Candidatos y dilemas.





El Consejo Nacional Electoral, hace un par de días  convocó a elecciones para febrero del próximo año (2013), de manera que los casi eternos salvadores de la patria ya pueden ir alistándose para iniciar oficialmente sus onerosas, folclóricas y demagógicas campañas electorales.

Ahora bien, ¿cómo se manifiesta el mercado electoral? Bueno, hay quienes dicen que el electorado ecuatoriano está polarizado en dos grupos: el bando correísta y el bando anti-correísta; aquella percepción general me parece errada. Aunque hay que reconocer que la opinión pública tradicional ha sido monopolizada, ya por los medios conservadores anti-Correa, ya por los medios oficialistas pro- Correa; imagen que de alguna manera podría encubrir esa aparente polarización. Pero no necesariamente es así. Afortunadamente, existe el Internet y quienes antes eran censurados, ignorados o soslayados por los medios corporativos, otrora únicos dueños de la verdad, hoy, pueden expresar sus opiniones a través de la red virtual, no con la amplitud que ofrece el cíclope ignorantón, pero, ¡qué puedes hacerte escuchar!, ciertamente que sí. Como decía, Yo no estoy de acuerdo con la opinión de que el País se ha dividido en dos bandos, “correanos” y “anti-correanos”, aquella traducción me parece tramposa y liviana; de hecho esa interpretación ha sido creada por los medios pro-Correa y anti-Correa; entonces ya entenderán por qué de la misma.

En mi juicio, la sociedad se halla dividida en por lo menos 4 grupos perfectamente definidos: el conservadurismo tradicional, encabezado por  quienes odian enfermizamente a Rafael Correa, grupos sociales sectarios desesperados por recuperar el poder perdido; luego están aquellos que adulan y defienden encarnizadamente a Correa y sus 40 sátrapas, ansiosos por consolidar el Gobierno de la Involución Ciudadana, los llamados “socialistas del siglo 21, bolivarianos o progres”, aunque la expresión “fascistas del siglo 21”, estaría muchísimo más acorde; después, el grupo más numeroso, los ecuatorianos comunes y corrientes a quienes les importa un soberano cacahuate la política ecuatoriana, que por cierto, son los que generalmente ponen presidentes, salvo los casos en los que la mano maculada del fraude impone otra cosa; y finalmente, está un pequeño grupo de ecuatorianos inteligentes y honestos que analizan el espectro político y sus diferentes connotaciones, de manera razonable, y que, dadas las circunstancias paupérrimas de las alternativas, muy posiblemente, terminarán anulando su voto.

En esta suerte de sociedad electoral, aparecen las siguientes opciones o precandidatos: Rafael Correa, actual presidente ecuatoriano, comandando las huestes del “socialismo bolivariano, capítulo Ecuador”, y su partido político “Alianza País”, además, formando parte de la coalición oficialista se encuentran los residuos del Partido Socialista Ecuatoriano, la Izquierda Democrática, el Frente Amplio de Izquierda y no pocos tránsfugas que antaño pasaron por otras tiendas políticas. Representando al populismo nacionalista, está el Coronel Lucio Gutiérrez, caudillo de su partido Sociedad Patriótica. Más allá el candidato oficial de Conservadurismo tradicionalista, el banquero Guillermo Lasso, con antecedentes y vínculos políticos en la Democracia Cristiana y el Partido Socialcristiano. Tampoco podía faltar el  populista conservador Álvaro Noboa con su partido Prian, en un nuevo intento por ocupar el sillón de Carondelet. Y finalmente, Alberto Acosta, proclamado el “candidato de las izquierdas”, auspiciado principalmente por el movimiento indigenista Pachakutic, el Movimiento Popular Democrático y por algunos sectores del Partido Socialista Ecuatoriano que no consiguieron espacio en la cama de “Alianza País”.

Pues bien, he ahí los candidatos; lo mejor que puede ofrecer la sociedad ecuatoriana. Claro, siempre está la posibilidad de que algún político seudo desinteresado dé un paso al costado y apoyé a una u otra opción, sobre todo, en el bando conservador-populista; de ahí que no sería nada sorpresivo que Gutiérrez, Lasso o Noboa formen una coalición; mas no creo que estén dispuestos a declinar a sus candidaturas para apoyar a Correa o Acosta. Por otro lado, es obvio que Correa no renunciará a su deseo impulsivo de volver a ser presidente, tan notorio como que Acosta y sus aliados para nada considerarían una potencial alianza con Correa, pues aquello sería un contrasentido, considerando las animadversiones de quienes representan, defienden y promocionan ambas candidaturas; aunque está visto que en materia de política ecuatoriana, todo es posible.

Ahora bien, si consideramos lo enmarañado y conflictivo que se ve el escenario político y los antecedentes que se han dado en los últimos tiempos, en especial, aquellos que tienen que ver con la caída de la popularidad del Gobierno de Correa, y la candidatura de Alberto Acosta, apoyada por grupos sociales y políticos que, 6 años atrás, fueron claves para que Correa llegué originalmente al poder; entonces, podríamos concluir que no habrá ganador en la primera vuelta, salvo que la garra nefanda del fraude, por cierto toda una institución ancestral, casi que “gloriosa y sagrada” en nuestro querido Ecuador, se manifieste sigilosamente.

Pero, ¿quiénes serían los “adustos patriotas” que podrían llegar a la segunda vuelta? Sinceramente no me interesa quiénes sean. Verán, estoy convencido que gane quien gane, la tendencia fascista seguirá imponiéndose; o como lo dijo, antaño, algún perspicaz “resentido social”: “último día del despotismo y primero de lo mismo”. De manera que ahí les dejo, esta encrucijada que el sistema totalitario nos vuelve a plantear; elijan ustedes, ¿qué pasaría si Correa llega a la segunda vuelta y se encuentra con Alberto Acosta?, ¿qué hará entonces el conservadurismo tradicionalista y populista, a quién apoyará?; o, ¿qué sucedería si los finalistas son Rafael Correa y Álvaro Noboa?, ¿a quién apoyarían, el conservadurismo o las llamadas “izquierdas unidas”? ¡Ah!, ¿y qué tal si Correa no llega a las finales? Siempre es una posibilidad, ya saben, a lo mejor el pueblo ecuatoriano se cansó del showman y sus espectáculos de los sábados. ¡Siempre puede pasar! Imaginen, por ejemplo, una segunda vuelta entre Alberto Acosta y Lucio Gutiérrez, ¿a quién apoyarían el conservadurismo y el populismo, pero sobre todo, qué haría el locuaz líder del fascismo bolivariano? Imaginen, solo imaginen, inténtelo, ¿verdad que son jocosas e  interesantes esas encrucijadas? Lo cierto es que nada está dicho y todo puede pasar, en aquel cercano febrero del 2013.