Desde hace
tiempo, la depreciación del control remoto del televisor se ha vuelto más lenta.
Las veces que enciendo el aparato para ver televisión son muy excepcionales. Además
del desdén que me causa la gran mayoría de programas que inundan la señal
nacional, ora por su intrascendencia, ora por su mediocridad, ora por su
extrema vulgaridad, estoy aburrido de la monotonía que monopoliza la opinión
pública ecuatoriana, si se la puede llamar “opinión”. Sintonizas en la
televisión algún noticiero, y enseguida, te encuentras temas directamente
vinculados, o con el gobierno del fascismo bolivariano, o con el presidente
Rafael Correa. Obviamente en los medios pro-gubernamentales se presenta al gobierno
y al locuaz líder como si fueran lo mejor de lo mejor; mientras que en los
medios conservadores, tácitamente los voceros oficiales de la oposición, se los
censura de manera fundamentalista, tachándolos como si fueran lo peor de lo
peor, a través de comentarios descaradamente parciales. Y así, pasan y pasan
los días, cansinamente, en medio de dimes y diretes, unos más ridículos,
insignificantes y groseros que otros.
Prácticamente
todas las informaciones giran en torno a lo que haga o diga, y deje de hacer o
deje de decir, Correa. En el Ecuador del siglo 21 se ha impuesto una especie de
“Correa-centrismo”, una exaltación exagerada a la personalidad de Correa, como
si el Ecuador o el mundo girasen en torno al líder de “socialismo del siglo 21”,
patente ecuatoriana; fenómeno del que es responsable en gran medida la prensa
conservadora dizque libre e independiente, por la atención odiosa y chabacana
que le ha dado al adulado camarada, con su redundante enfrentamiento. Que si
Correa esto, que si Correa esto otro, piedra va, palo viene. Con esto no quiero
decir que no haya temas que deban ser informados,
por su importancia, a los ecuatorianos. La prensa tiene la obligación de
informar sobre la base de verdades y evidencias. Lo que cuestiono es la
mediocridad, miseria, e insignificancia de ciertos locutores de televisión que
se envilecen unos, adulando y otros literalmente odiando al temible líder del
fascismo bolivariano. El otro día no más, miraba un video subido a la red en el
que una locutora anti-Correa, y una asambleísta de oposición conversaban
animosamente sobre el camarada lasallano. Resulta que Correa en una visita a
una ciudad del País, para darse de muy popular, habría ido a desayunar a un
mercado de la localidad. Pues bien, la asambleísta opositora criticaba a Correa
por supuestamente haber fingido que saboreaba los manjares populares, cuando en
realidad dizque se habría hecho llevar el desayuno preparado en un hotel.
Enseguida la locutora empezó a descalificar a Correa, que esto que este otro,
que aquello, que como se ha de burlar de la pobre cocinera. Pero el asunto no
queda ahí, al día siguiente, Correa contragolpea y vocifera a través de una cadena
nacional parcial, que siempre sí comió los alimentos en la fonda popular. Al
día siguiente, otro capítulo más, esta vez, la locutora y la asambleísta
quejándose por las atenciones de Correa, a sus denuncias ridículas y desatinadas.
Toda una parodia, fácilmente confundible con aquellas temáticas y alienantes
telenovelas mexicanas, venezolanas, o colombianas que atestan las
programaciones de los canales de televisión ecuatorianos. Frente a esta
payasada televisiva, Yo debo protestar, ¡a mí qué me importa donde desayune,
almuerce o meriende Correa!…, ¡qué me importa si come en hotel 5 estrellas o en
la fonda de “mama chugchucara”!..., ¡qué me importa si desayuna chochos con
tostado, o si almuerza “pato al orange”! ¡Increíble pero, cierto, qué prensa…….,
qué prensa!
Pues sí,
como rara vez enciendo la televisión, no me enteré, sino, un par de días atrás,
del caso de los estudiantes del Colegio “Central Técnico” y los problemas al
que se hallan enfrentados por los destrozos que habrían creado durante una
manifestación pública. Sinceramente, habría ignorado este tema si no fuera por
las declaraciones de los padres de familia, en los que literalmente se humillan
ante Correa y le ofrecen sus disculpas por los actos vandálicos cometidos,
supuestamente, por sus hijos. En verdad, sorprendió, desagradablemente, ver la
forma en que estas personas se auto-degradaron intentando apaciguar las furias
y enojos del inexorable, pero adulado caudillo. Aunque no me sorprendió la
respuesta despectiva de Correa. Casi de inmediato se me vino a la mente el
libro del escritor Jorge Icaza, “Huasipungo”; lo digo porque daría la impresión
que, El Ecuador, desde el punto de vista social, se habría quedado estancado en aquellos
tiempos en donde los señoritos y gamonales, con o sin razón, imponían sus
mandatos draconianos a esos “indios runas” que servilmente suplicaban clemencia
intentando en vano aplacar las iras de los temibles patroncitos. Patético, sin
duda.
Yo habría
entendido que tanto los estudiantes que participaron en los incidentes y
destrozos, así como los padres de familia de éstos, ofreciesen disculpas a las
personas cuyas propiedades destruyeron, comprometiéndose a reparar voluntaria y
generosamente los daños ocasionados; pero humillarse ante el amado y temido
líder; ¿cómo entender o justificar aquella reacción tan fuera de lugar?
No estoy de
acuerdo con la protesta violenta, me parece una salvajada que un grupo de
estudiantes hayan atacado propiedad pública y sobre todo destruido propiedad
privada. Porque, por muy justa que sea su molestia, no tenían derecho a
recurrir a la violencia. Pero, aclaremos algo, los colegios públicos no son de
propiedad de los progres fascistas del siglo 21, y por lo tanto, no tienen la
facultad de cambiar de nombre a un colegio, en este caso, históricamente
conocido como “Instituto Central Técnico”. Porque; ¿acaso el hecho de haber ganado las
últimas elecciones les da el privilegio de hacer lo que les viene en gana?;
¿ese es el concepto que tienen de Democracia? Con razón el amado líder, tiempo
atrás dijo que la dictadura socialista cubana era una forma de “Democracia”.
Por cierto, el
colegio en el que Yo estudié, el “Centenario Gómez de la Torre”, ya no existe. Hace
5 o 6 años, creo, los progres del fascismo bolivariano de un solo plumazo lo
suprimieron, y en lugar de aquel, se reinventaron algo llamado “unidad
educativa y algo más”, que según tengo entendido hasta jardín de infantes
tiene. ¿Qué opino sobre el tema? Pues, si bien me parece un abuso más del Gobierno
de la Involución Ciudadana, al mismo tiempo lo considero algo intrascendente,
decisiones propias de gente anodina. Mira que revolucionar al país cambiándole
de nombre a una escuela o colegio. Sin duda una forma pintoresca de reinventar
el agua tibia ¡Bravo!
Ahora bien,
como mencioné, la violencia no es justificable, venga de donde venga. Pero
entonces, me surge una duda: ¿por qué cuando los fascistas del siglo 21 y
aliados del Gobierno de la Involución Ciudadana cometen actos agresivos o
abusivos no son reprimidos como ciertamente sí los son aquellos que racional o
toscamente se oponen a los abusos de los sátrapas del actual gobierno? Lo digo
porque recordaba ciertos hechos acontecidos años atrás, 5 o 6 años
aproximadamente, cuando Rafael Correa pugnaba por la aprobación de la consulta
popular que luego abrió el camino para la concreción de la Constitución De
Montecristi.
En aquel
entonces, Correa no tenía el control de ninguna de las otras funciones del
Estado, pero en cambio, contaba con el apoyo incondicional de sus, entonces
aliados, entre ellos, el grupo indigenista Pachakutic, y el Movimiento Popular
Democrático (MPD), este último, tristemente célebre por su influjo nocivo e
infame en el sistema educativo, y por la forma violenta de sus manifestaciones
callejeras que generalmente culminaban en verdaderos actos vandálicos. En tales
circunstancias, se dieron dos hechos de violencia brutal que influyeron en el
triunfo del proyecto de Correa, es decir, el llamado a consulta popular; el
primero fue el asalto al Tribunal Supremo Electoral perpetrado por un grupo de
Alianza País, movimiento político de Correa, ferozmente acompañados por recuas
brutales del MPD; que también participaron en el ataque al Tribunal de
Garantías Constitucionales, y la posterior agresión a los vocales, en ese
momento presentes.
Ciertamente
que en esa época tiranizaba la vieja partidocracia, pero, la forma en que
Correa y sus corifeos fascistas, impusieron sus consignas fueron
definitivamente bárbaras y violentas. Los brutos enarbolando la consigna del “patriotismo
y la lucha de los pueblos”, como no podía ser de otra manera, destrozaron
propiedad privada, y recursos públicos, quebrantaron la ley, agredieron
salvajemente a cualquiera que obstruyese su camino; puertas, ventanas, rejas, fueron
destrozadas y aplastadas ante la infame marea deshumanizada. En ese caso
específico no hubo ministro de Gobierno, ni presidente de la República que
ordenase a la fuerza pública actuar protegiendo la integridad de las personas,
o los bienes públicos y privados, como irónicamente si hubo, en los últimos
hechos acaecidos, días atrás con los estudiantes del “Central Técnico”.
Pregunto,
entonces, ¿por qué cuando las hordas incondicionales al gobierno de Correa invadieron
el Tribunal Supremo Electoral y el Tribunal de Garantías Constitucionales e
impusieron el terror en los vocales y burócratas de aquellos entes públicos,
nada hizo el gobierno para impedir tales hechos brutales? La pregunta lleva
implícita la respuesta. Obviamente el caso de los estudiantes del “Central
Técnico”, era diferente, pues, las acciones de los “guambras machistas”, no apoyaban
las decisiones de los sátrapas del fascismo bolivariano, sino, todo lo
contrario. He ahí la gran diferencia, he ahí el gran mensaje: “si eres parte de
Alianza País, nada es imposible, pero si no, mejor vete con cuidado; si apoyas
los mandatos del fascismo bolivariano las puertas se te abren de par en par,
pero si no, te jodiste”.
Los
estudiantes del “Central Técnico” intentaron emplear las mismas tácticas
belicosas y violentas que los miembros de Alianza País, usaron 5 años atrás, en
el Tribunal Electoral, para imponer las consignas del adulado líder y querido
caudillo. Pero, no les resultó, porque está claro que: “en el gobierno del socialismo
del siglo 21” todos somos iguales, aunque algunos son más iguales que otros”.
Recordando a Orwell y su granja de animales.
Semanas
atrás, cuando alguien le recordó a Correa sus alianzas pasadas con el MPD, el
querido caudillo, se defendió diciendo que no había que satanizar las alianzas
políticas. ¡Genial!, cuando los garroteros sirven para imponer los mandatos del
fascismo bolivariano, está más que bien; pero cuando las tácticas brutales de
los garroteros son usadas, por digamos, un montón de guambras que no están de
acuerdo con las decisiones abusivas de un grupo de burócratas regionalistas,
pues entonces, no solo que está mal, sino que también hay que dejar caer todo
el peso amoral de ley sobre esos “guambras machistas” y si se puede ir más
allá, usando el terrorismo de Estado, mejor todavía, después de todo no está
por demás sentar un brutal precedente, por si acaso alguien más se atreva a
oponerse a los mandatos del adulado líder.
En verdad
que una prensa que tiene por prioridades polemizar sobre los desayunos
pelucones o populacheros del caudillo fascista es una versión caricaturesca del
ideal de objetividad, investigación, y honestidad propia de un periodismo
respetable. La atención desmedida y odiosa que la prensa corporativa
conservadora le ha dado al caudillo católico del patentado “socialismo del
siglo 21”, únicamente ha conseguido promocionar la imagen del adulado caudillo
y casi polarizar la opinión pública en dos bandos, correanos y anti-correanos;
los unos, representando a la “nueva partidocracia”, y los otros, ansiando
virulentamente el retorno del decrépito conservadorismo tradicionalista, mejor
conocida como “vieja partidocracia”. Ambos bandos vendiendo circo al pueblo
ecuatoriano, e interactuando,
alternativamente, con segmentos de sociedad, como en el caso de los
estudiantes del “Central Técnico” acusados de “rebelión” y sus padres, desesperados
por sus hijos, hasta el punto de humillarse ante el adulado caudillo, por
quien, posiblemente votaron en las últimas elecciones de febrero pasado. Una
realidad típicamente ecuatoriana.
Hace algún
tiempo, los sátrapas del fascismo bolivariano, vociferaban “¡no nos van a robar
a Montalvo!”, en respuesta a la publicación en las páginas de los medios
corporativos conservadores, de varias citas en las que el escritor ambateño,
Juan Montalvo, criticaba a los tiranos, en general; una decisión abusiva,
considerando, la tendencia conservadora, de dichos medios, y la formación
liberal del conocido por los curuchupas del siglo XIX, como “zambo negro”.
Pero, ¿acaso no fue el mismo Montalvo, el que dijo, “desgraciados los pueblos
donde la juventud no haga temblar al tirano”? “¡Ah carambas es que Correa no es
un tirano!”, dirán los seguidores del adulado caudillo católico. Bueno, es
cuestión de opiniones. Quizá los muchachos del “Instituto Central Técnico” se
tomaron muy en serio las palabras del liberal Montalvo, además que intentaron
emular los actos de “rebeldía”, cometidos por los garroteros que atacaron el
extinto Tribunal Electoral. Sí; los jovenzuelos que abruptamente intentaron
defender el nombre característico de su colegio, olvidaron que el “zambo
negro”, no es más el liberal del siglo XIX, sino un común y corriente fascista
bolivariano del siglo XXI. Ciertamente.