miércoles, 13 de febrero de 2013

Bananaleaks, y las promesas de Rafael Correa.





El otro día le escuchaba a un candidato conservador a la presidencia de la República decir que, él, no estaba de acuerdo con el asilo humanitario que el Estado Ecuatoriano le extendió al cibernauta australiano Julian Assange. Entre otras excusas argumentaba tácitamente que Assange era una delincuente virtual y que dadas las particularidades que englobaban el caso del polémico “mensajero”, no ameritaba ni justificaba crearle problemas al Ecuador.

Personalmente creo que el Estado Ecuatoriano hizo lo correcto al aceptar el pedido de ayuda solicitada por Assange. Resultaba evidente que a raíz de la publicación de los tristemente célebres datos, filtrados por el soldado estadounidense Bradley Manning a los dueños de la página “Wilikeaks”, cuya cabeza visible es Assange, los derechos humanos del cibernauta estaban siendo violentados. Obviamente que los motivos que impulsaron a Rafael Correa y los progres del fascismo bolivariano a ofrecer el asilo son completamente ajenos a la solidaridad y protección humanitaria que cualquier Estado que se precie de respetar los Derechos Humanos le deben a cualquier persona o grupo de personas en estado de indefensión; mas, en el caso de Correa y sus progres, la decisión tiene más que ver con la intención de ganar protagonismo político a nivel nacional e internacional; es decir, la decisión fue básicamente política, en su faceta más pueril y demagógica. Tan cierto es el asunto que si mañana el asilo de Assange perjudica a Rafael Correa y sus corifeos, en los niveles de aceptación popular, pueden estar seguros que inmediatamente se le pedirá al australiano que coja sus maletas y se largue de la Embajada ecuatoriana en Londres, so pena de ser echado a la fuerza, en caso de no hacerlo. Aunque no creo que eso suceda, pues, la decisión le ha generado muchas simpatías al Gobierno de la Involución Ciudadana, tanto dentro como fuera del País. 
 
El caso Assange es una muestra palmaria del espíritu que predomina en el planeta. La verdad está subordinada a los intereses cicateros de los grupos de poder. Pero, sobre todo, el trabajo de quienes laboran en Wikileaks, sin ser óptimo, ni tampoco un ideal, es sin embargo, dadas las realidades incuestionables, un contundente golpe moral a todos los medios corporativos y a los negocios de la comunicación, que, teniendo la obligación ética de investigar e informar al Pueblo de sus respectivos países, con veracidad, honestidad y valentía, sencillamente, o no lo hacen, o lo hacen a medias, o subordinan a intereses de grupo los intereses generales, o encubren la verdad mientras ofrecen las mentiras oficiales.

Menciono este tema porque, el día de ayer, martes 12 de febrero del 2013, a través de internet me enteré sobre la denuncia que una página web anónima, que respondería al nombre de “Bananaleaks”, habría hecho, en el sentido de que el caudillo del Gobierno de la Involución Ciudadana, Rafael Correa tendría cuentas privadas millonarias en Suiza. Al conocer la denuncia empecé a buscar información sobre el tema. Lo primero que constaté fue que, la mencionada web, no aparecía por ningún lado, y lo segundo, que varios medios corporativos conservadores ecuatorianos, obviamente en sus versiones virtuales, señalaban aquella denuncia como si tratase de una primicia, o de una noticia digna de respetable credibilidad. Los medios corporativos, luego de supuestamente transcribir la denuncia que habría estado pegada en “Bananaleaks”, declarada web anónima, denunciaban que ésta, supuestamente habría sido “hackeada”, es decir, censurada a través de medios virtualmente violentos.

Ahora bien, este tema me llamó la atención por la gran cantidad de connotaciones que se derivan tanto de la denuncia, de las condiciones del medio que hace la imputación, de la respuesta inmediata de Rafael Correa y sus serviles cortesanos a la denuncia, pero también, de la sospechosa e increíble credibilidad y atención que un grupo de medio de comunicación corporativos le prestaron a dichas informaciones. Analicemos.

Comencemos diciendo que “Bananaleaks”, si es que realmente existió, se trató de una parodia del sitio “Wikileaks”. Luego digamos que “Bananaleaks” de acuerdo con los medios corporativos que citaron las denuncias, es, o era, una página anónima, que presentó la denuncia no demostrada de que Rafael Correa tenía cuentas millonarias en Suiza; por lo mismo, al presentar una denuncia sin las pruebas o evidencias, que exigía la propia denuncia, tal medio anónimo, termina, o terminaba, convirtiéndose en un vulgar libelo injuriador, es decir, un virtual pasquín, como demasiados abundan en el basural de internet. Lo cual me lleva a cuestionar, dadas las características de “Bananaleaks”: ¿cómo es posible que medios de comunicación, con una vida histórica larga y amplia, se hayan atrevido a incluir en sus páginas las versiones no comprobadas de una simple página de internet anónima? ¿Dónde queda la ética periodística? ¿Importa la histórica reputación? ¿Interesa tener a un pueblo correcta y verazmente informado, o solo importa promocionar el escándalo, independientemente de que tal, sea cierto o falso?

Sean cuales fueren las intenciones y las calidades de las denuncias de la página anónima “Bananaleaks”, el papel de la prensa corporativa, que prestó oídos a una denuncia anónima y no comprobada, es poco menos que bochornoso. Lo digo, porque si la denuncia es cierta, es decir, si Correa, en efecto tiene cuentas millonarias ocultas en Suiza, cabría preguntar, ¿dónde estuvo la sagacidad, coraje e indagación, de la que tanto suelen jactarse los medios corporativos “libres e independientes”?; ¿acaso una simple web anónima pudo hacer lo que la prensa corporativa no consiguió en varios años de peleas vergonzosas con el fascismo bolivariano? Pero, y que tal, si la información es falsa como parece en efecto ser. ¿Cómo queda la prensa corporativa “libre e independiente”? Ciertamente muy mal, aunque daría la impresión que poco o nada les importa la imagen que dan a la ciudadanía ecuatoriana, fundamentalmente al segmento respetable y honrado.

Por otro lado, la respuesta de Rafael Correa y sus serviles áulicos a la denuncia de “Bananaleaks”, es por demás patética y ridícula, pero extremadamente expresiva y comprometedora. ¿Por qué lo digo? Fundamentalmente por las declaraciones de Correa cuando amenaza o más bien promete, como en otras oportunidades ya lo ha hecho, que, si se demuestra que tiene cuentas en Suiza, presentará su renuncia a la Presidencia. Recuerdan el escándalo brutal de Angostura, o el relajo de los contratos millonarios de Fabricio Correa, y algunos episodios deshonrosos más, en los que Correa religiosamente prometió renunciar si se demostraba sus vínculos con aquellos oprobiosos escándalos; pues bien, luego del bochinche, la rabieta y el despelote del momento, al final, ni investigación seria, ni renuncia, ni nada. Lo cual lleva a concluir que la amenaza de renuncia es simple estratagema para imputarse supuesta inocencia. 
   
Ahora bien, Correa y sus corifeos, fieles a sus tácticas manipuladoras, en el caso de la denuncia de “Bananaleaks”, pecan sin embargo, de necios, porque, le dan crédito a una denuncia de un medio anónimo, pero sobre todo que no incluye datos irrefutables. Y al darle importancia a tal denuncia abren una espiral de sospechas que exigen el desarrollo de una investigación seria realizada por personas completamente desvinculadas al fascismo bolivariano del siglo 21. Correa según fuentes periodísticas tacha de “calumnia” a la denuncia, y señala que: “si se demuestra que  tengo cuentas en Suiza, presentaré la renuncia a la Presidencia”. Pero, y qué me dicen de Liechtenstein, Andorra, el Caribe, o Panamá. La declaración de Correa es patética. “si me demuestran que tengo”, pero solo, “en Suiza”, entonces, si “renuncio a la Presidencia”. Correa debería tener en claro que si se le comprueba la posesión de cuentas millonarias en el exterior, su renuncia no será necesaria: ¡se va, porque se va!

Pero, es que hay tanta necedad y narcisismo en la promesa de Correa. El propio caudillo bolivariano con su proposición plantea la posibilidad de que exista algo espurio, aunque no necesariamente en Suiza.  Un presidente honrado e inteligente ni siquiera le habría prestado atención a la denuncia falsa de un medio anónimo; y más bien habría cuestionado las razones por las cuales medios de comunicación supuestamente serios se habían hecho eco de tales infamantes libelos. Pero, Correa, en cambio, no solo que se presenta a refutar las denuncias de “Bananaleaks” sino que además recurre a sus ya típicas estratagemas como la de la intrigante renuncia, que por cierto jamás llegará.

Lo cierto es que la respuesta disparatada de Rafael Correa y sus corifeos más que desdeñar la denuncia de supuestas cuentas en el exterior, lo que hace más bien es generar reservas y cuestionamientos. Incluso, abre la posibilidad de que efectivamente, “Bananaleaks” no se haya autocensurado, y que su desaparición de internet se deba a la brutalidad hacker, instigada por los progres del fascismo  bolivariano.

Hay quienes dicen que ningún político roba o hurta con documento previamente suscrito en notaria, sin embargo, muy cierto es aquel adagio que dice que: no hay delito perfecto. El politicastro delincuente por muy astuto, vividor y contumaz que sea, siempre deja un rastro a seguir. El verdadero problema radica en los entes públicos y más específicamente en los funcionarios de control y fiscalización que debiendo hacer sus trabajo no lo hacen. ¿Qué ha hecho el Gobierno de la Involución Ciudadana para moralizar los entes de control y fiscalización? Alguien diría que nada, pues no es así, lo que hizo es inventarse el burocrático “Consejo de Participación Ciudadana y Control Social”, a través del cual, la nueva partidocracia, impone a los funcionarios que dirigirán los organismos públicos de Control y Fiscalización.

De manera que la denuncia de la intrigante “Bananaleaks”, indiferentemente de su falsedad o veracidad terminará siendo, ora un simple y banal bullicio intrascendente, ora una repugnante mancha más en la pared de la historia ecuatoriana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario