jueves, 31 de enero de 2013

¿Epílogo?




Que las opiniones impresas en este blog y narradas en las diferentes herramientas virtuales de las que se valió su titular, sirvan como un archivo histórico, de un momento, de una realidad, de un concurso de circunstancias, de un sofisma, de una o varias hipótesis. La percepción de un individuo motivada por el deseo de ser, en un mundo que es la esencia de la nada. La inocente esperanza ante la búsqueda por trascender las falsas ilusiones impuestas por los creadores del sistema y sus descendientes más populares y avezados. Internet es la nada detrás de la nada. La cruda y descarnada verdad del ser humano; la desnudez de sus mentiras sicalípticas. La notoria decadencia de la humanidad. Lo miserable más allá de la miseria. Lo mustio en su languidez. La laxitud de la únicamente humana amoralidad. La manifestación desvergonzada de los temores del hombre mediocre que se esconde detrás de sus apodos y claves para vociferar sus miedos más recónditos. Internet no existe, solo es un tecnológico imaginario, un espejismo virtual con el que se manipula a los rebaños de bestias y a los enjambres de insectos. La verdad está, allá, afuera, en el mundo real, en el mundo del hombre, en sus magníficas creaciones, pero también en sus demenciales genocidios. Internet en su generalidad es y será por siempre un gigantesco e inmundo lupanar con careta de enorme biblioteca de información, donde el 99.999% de la misma, es básicamente basura, un inmenso basurero de sórdidas pasiones  e intereses abyectos, codiciosamente comercializados; con una excepción, un  0.001%, de supuestos discutibles e inocentes desvaríos, que quizá merezcan ser considerados y analizados, si así, finalmente lo decidimos. Panacea, para nada, solo un invento tosco y turbio más del ser humano en su intento por vanagloriase de su cuestionable intelecto. Porque, después de todo, como alguien dijo alguna vez: vanidad de vanidades, todo es vanidad.

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