Por motivos
diversos, me abstuve de analizar los resultados de la consulta popular de mayo
del 2011. En parte porque sabía muy bien, que, sean cuales sean los resultados,
en el Ecuador del siglo 21, las cosas seguirían exactamente igual o peor, como
de hecho ha sucedido. Sin embargo no quiero quedarme con las ganas de analizar
objetivamente –haciendo abstracción de las percepciones que tengo respecto de
aquel asunto, o por lo menos, intentando no hacerlo– la pregunta 8, que trataba
de los espectáculos públicos donde se matan animales.
La pregunta octava
de la Consulta decía exactamente así:
- De la
prohibición de matar animales en espectáculos;
¿Está usted de acuerdo que en el cantón de su domicilio se prohíban los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal?
¿Está usted de acuerdo que en el cantón de su domicilio se prohíban los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal?
El tema se
volvió candente y polémico fundamentalmente en Quito debido a la notoria afición que muchos quiteños
tienen por la Tauromaquia; y por la oposición que no pocos quiteños sienten por
esa fiesta. Pero el asunto, que debió ser tratado con seriedad, terminó
politizado y manoseado por influjos del propio gobierno. Personalmente, a
través de los medios que me fueron posibles, sobre todo Internet, denuncié, la
manipulación engañosa, desarrollada por Rafael Correa y sus áulicos
socialistas; pues la pregunta estaba diseñada tan mañosamente, que, gane el
“no”, o gane el “sí”, la permanencia de la Tauromaquia quedaba garantizada; por
lo mismo, la única opción sensata que quedaba –para quienes detestan ese tipo
de espectáculos– era rechazar la propuesta tramposa de Correa, a través del
voto Nulo.
Las
siguientes son las cifras oficiales:
Los datos
son concluyentes y no admiten discusión. Analicemos. La pregunta planteaba si se
estaba o no de acuerdo con prohibir los espectáculos donde se matan animales. Nada se
decía de humillar, burlar, maltratar, picar, asaetear, desangrar, enfrentar, o
agredir, animales; es decir, se podía hacer todo lo mencionado anteriormente
excepto matar; aquella era la propuesta de Rafael Correa, promocionada y
defendida por sus jorgas de disque ecologistas y socialistas del siglo 21; la
del “SI”; la que al final triunfó y que posteriormente, fue reglamentada y
sacramentada por el alcalde socialista, Augusto Barrera.
Los
resultados son sorprendentes. Según las cifras oficiales del Consejo Nacional
Electoral (CNE), el 95,73% de las personas que viven y votan en Quito están de
acuerdo con la Tauromaquia, y solo discrepan en el hecho del golpe de gracia
final y fatal que recibe el toro miura. Es decir, ambos bandos –los que votaron
“SI” y los que votaron “NO” – están de
acuerdo en que el animal sufra los diferentes lances taurinos; pero, mientras
los amantes de la Tauromaquia imponían la tradición, es decir, que el toro
muera en la arena del coso, los otros defendían que debía morir en los
chiqueros, después de la lidia. Apenas
el 4,27%, rechazó, a través del Voto Nulo, la propuesta de Correa, y protestó
su oposición a la Tauromaquia. La diferencia es contundente y permite concluir
que, en su generalidad, Quito es una ciudad taurina, con todo lo que aquello
implica.
Bien estructurado pero es en exceso concluyente, la forma en la que el hipócrita alcalde que tenemos manipuló esta información y la reglamentó en el Concejo podría generar esa explicación, pero no es así.
ResponderEliminarQuienes votamos por el SI, en un gran porcentaje lo hicimos como el primer paso de la eliminación de esa barbarie.
Complicado cuando hay tanto billete de por medio y me refiero al seboso corrupto y cuando hay tanto mamarracho novelero y me refiero al quiteño promedio que se disfraza de español una semana al año