¿Han
escuchado hablar de la WWF?, no, no me refiero a la World Wrestling Federation,
convertida actualmente en la WWE; sino a la World Wildlife Fund –Fondo Mundial
para la Naturaleza–. Resulta que los oligarcas internacionales, sobre todo la
llamada realeza europea está detrás de estas seudo organizaciones ecologistas.
Parece ser que como en unos cuantos años se terminará el petróleo, o ya no
existirá en las cantidades suficientes como para permitir mantener los actuales
oligopolios petroquímicos y petroindustriales, pues, la Plutocracia está
mudando sus intereses a la supuesta protección del ambiente. En verdad que,
cuando uno piensa que lo ha visto todo, aparece
algún zoquete con su cinismo, y lo contradice.
Entre los
benefactores de la WWF se encontraría el “Principe” Felipe, “Duque de
Edimburgo”. Este aristócrata británico al parecer estaría muy preocupado por la
tasa de crecimiento poblacional, no hay que olvidar que ya somos más de
7.000.000.000 de habitantes y seguimos dándole y dándole. Aunque en el caso del
llamado “príncipe” sus preocupaciones serían más bien dislates propios de un
desquiciado demente. A tal punto llegaría el odio perverso de este personaje
rimbombante que en alguna ocasión muy suelto de huesos y seguramente con
absoluta insensatez y certeza habría dicho la siguiente frase: "Si tuviera
la oportunidad de reencarnar en la tierra me gustaría hacerlo como un virus
asesino para reducir los niveles de población humana."
Saben; una
cosa es sentirse asqueado o indignado por la forma infame en que la naturaleza
es maltratada por el vicio del hombre
inmoral, y otra cosa muy diferente es el odio enfermizo que emana de las mentes
calenturientas de algunos darwinistas sociales. Una cosa es ser un misántropo que
detesta la corrompida condición humana, y otra completamente diferente, ser un vanidoso
trastornado que vivió toda la vida rodeado de placeres hedonistas.
Al conocer,
los deseos despistados del mencionado “Duque”, se me vino un recuerdo; una
escena de la película Matrix, de los hermanos Wachoswki, protagonizada por
Keanu Reeves, Laurence Fishburne y Hugo Weaving. Me refiero al momento en que
Morfeo, es torturado e interrogado por Smith. El agente de la Matrix se queda
solo en la habitación con su víctima y entonces luego de desconectarse del
sistema le dice a Morfeo lo siguiente: “Quisiera compartir con usted una
revelación que tuve durante el tiempo que he estado aquí. Vino a mí cuando
traté de clasificar su especie, y me di cuenta de que ustedes realmente no son
mamíferos. Todos los mamíferos de este planeta desarrollan instintivamente un
equilibrio natural con el ambiente que los rodea. Pero los humanos, no. Se
desplazan a un lugar y luego se multiplican, hasta que consumen todos los
recursos naturales. Su única forma de sobrevivir es moverse hacia otra zona.
Hay otro organismo en este planeta que sigue el mismo patrón. ¿Sabe cuál es? El
virus. La humanidad es una enfermedad. La desgracia de este planeta. Una plaga.
Y nosotros somos la cura.” Claro, en ese momento Smith no sabía que en el guión
estaba expresamente establecido que Neo y la gorda Trinity, rescatarían a
Morfeo. Películas
interesantes, éstas, de la saga “Matrix”.
Por cierto, con un final bastante ambiguo, como ambigua es la existencia
humana.
Cuando uno
mira a seres humanos masacrando a seres humanos; hombres justos acusados,
perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados por otros hombres no tan
justos; personas que son ignoradas, soslayadas y menospreciadas mientras
agonizan y mueren de hambre y sed; gobiernos dirigidos por humanos que gastan
millones y millones de dólares en armas para matar a otros humanos. ¡Ah!,
cuando uno recuerda los genocidios u holocaustos de la conquista de América,
cuando muchas etnias nativas fueron exterminadas,
y otras domesticadas y convertidas en esclavas
en nombre de la evangelización, el destino manifiesto, la propiedad de las
tierras y el divino oro; se pregunta: ¡por qué…….por qué!
No, yo no
estoy de acuerdo con el Duque de Edimburgo, representante de la anacrónica
monarquía europea. Sin embargo, las palabras del flemático y siniestro Smith, encierran muchas verdades que no
pueden ser pasadas por alto, o desdeñadas por los filántropos que gustan de
hacer caridad con el dinero ajeno. Cuantos canallas critican el derecho de las
personas a planificar el número de hijos que desean tener, y defienden la
reproducción irresponsable. Lo cierto es que 7.000.000.000 son muchos millones,
y no se puede negar que a algunos países la tasa de crecimiento poblacional se
les está yendo de las manos. La Economía nos dice que las necesidades son
ilimitadas, y los recursos limitados. Como para reflexionar. Eso sí, sería
bueno que los darwinistas eugenésicos empiecen dando el ejemplo disminuyendo
radicalmente sus aristocráticas tasas de natalidad, quizá emulando el fenómeno del
mono número 100, las grandes masas seguirían su ejemplo sin necesidad de que
las élites recurran a medidas y fundamentalismos grotescos y brutales. El
problema es que por obvias razones “la realeza” está exenta de las imposiciones
infringidas a las manadas sociales, no por nada, ellos viven en la más extrema
opulencia, menospreciando diariamente a esa plebe, que irónicamente
los adula y vitorea
incansablemente.